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Pasadas las ocho de la tarde partía de la parroquial de San Mateo la cofradía del Stmo. Cristo del Amor y María Stmo. de la Paz "Campanitas". Un numeroso cuerpo de hermanos de vela, el mayor en lo que llevamos de Semana Santa, abría el cortejo, junto a las bocinas de respeto y el libro de reglas de esta cofradía, fundada en 1969, que tiene como hermano mayor a Antonio Alba Nieva.
El Cristo del Amor, según documentos hallados en el proceso de restauración, fue realizado a partir de un Ecce Homo de Ntro. Señor, obra del escultor Alonso Cano, siendo Luis Tibao y Andrés Cordón los autores del cuerpo, pies y manos de la Sagrada Imagen, en el año 1808. Sobre uno de los tronos más santeros de toda la Semana de Pasión lucentina, de estilo neogótico en metal plateado, se procesiona cada año el Nazareno blanco del Amor, que ayer tenía como manijero a Paco Huertas, que llevaba en sus esquinas a Joaquín Muñoz, en la salud, Rafael Muñoz en la izquierda y Alberto Salamanca en la mala, junto a una cuadrilla de santeros de sobrada experiencia.
Un numeroso grupo de mantillas acompañaron en su salida a la Virgen de la Paz, la hermosa Dolorosa realizada por el imaginero cordobés Juan Martínez Cerrillo para esta cofradía, que rápidamente adoptó el nombre de "Campanitas", por el constante tintineo de las pequeñas campanas situadas en las barras de palio de su trono, uno de los más pesados de la Semana Santa de Lucena, y también, cada año, una de las citas más comprometidas para la santería. Ayer fue su manijero Rafael Sabán "El Moro", que llevaba en sus esquinas a Paco Servián "Pulio", en la Salud, Antonio Gutiérrez en la izquierda y Nicolas Chacón en la mala, que ofreció momentos de gran santería en puntos como la subida de la Cuesta del Castillo, seguida de cerca por cientos de personas.
Espléndida la estampa de la cofradía, perfectamente organizada y muy seria, en su paso por el pasaje del Cristo del Silencio y la subida de la Cuesta del Reloj. Tonos rojos y marfiles en la larga fila de hermanos de vela, seriedad y contención en el cuerpo de mantillas, responsabilidad y criterio en las dos cuadrillas de santeros, tan distintas en su paso, primero con el fondo del sagrario de San Mateo, más tarde sobre el escenario del Castillo, hasta coronar en un difícil horquillo la pendiente para cuadrar en el lateral del Coso, antes de adentrarse en la calle Las torres para volver apresuradamente a San Mateo con las primeras gotas de la lluvia que acompañó el último tramo de la noche, truncando un año más el espectacular Martes Santo lucentino.
La cofradía contará a partir del próximo año con un paso procesional más, el grupo escultórico de la Cruxifición, popularmente conocido como "Barrenillas", restaurado por el egabrense Salvador Guzmán, y cuyo trono está ya en ejecución.
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