"Esta tierra te pide tu amparo y protección para superar los momentos difíciles, para que más que nunca se pueda notar tu manto". María Luisa Ceballos, presidenta de la Diputación Provincial de Córdoba, ofreció este domingo los frutos del campo andaluz a María Santísima de Araceli en su Santuario. La política popular le brindó "el esfuerzo y el trabajo de tantas familias cristianas" de la tierra cordobesa.
La misa, presidida por el vicario episcopal de la campiña, David Aguilera Malagón, comenzó a las 11:30 horas en presencia del hermano mayor de la Real Archicofradía de María Santísima de Araceli, Antonio Crespillo; del alcalde de Lucena, Juan Pérez; del vicepresidente tercero de la Diputación, Manuel Gutiérrez; y de miembros de la corporación municipal. Asimismo, asistieron la aracelitana mayor y su corte de honor del año 2014. El cantaor José de la Mena y el guitarrista Manuel Fernández intervinieron en la eucaristía.
María Luisa Ceballos calificó de "grata sorpresa" la invitación que la hermandad lucentina le cursó a la Diputación de Córdoba. "Vengo en representación de los 75 municipios de la provincia ante la Madre de Lucena y del campo andaluz". En su discurso, señaló que "los agricultores y ganaderos" exponen "su esfuerzo y su sudor" en los predios de la zona de los que surgen "el vino y el aceite de manos de la buena gente.
"Bellísima Virgen de Araceli, te ofrezco los frutos de esta tierra, el pan, alimento y símbolo de la vida, del Nuevo Testamento; el vino de nuestras viñas, cuidado con esmero; y el aceite, prosperidad e ilusión". Ceballos ensalzó a la Virgen de Araceli como una "Creencia Cercana", tanto en los hogares lucentinos como en los foráneos.
Anteriormente, en la homilía, David Aguilera comentó el texto del evangelio de San Mateo que se leyó en la celebración y en el que se incluye la sentencia de Jesús "A Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César". "Cristo tuvo una doble condena, religiosa y política; por blasfemo, juzgado por el sanedrín, un juicio religioso; y también fue condenado por Poncio Pilatos, políticamente, por decir que era el Rey de los Judíos".
El vicario episcopal de la campiña señaló que "el pueblo no está siempre preparado para escuchar la verdad y la denuncia profética". "Jesús desde el primer momento dijo que no había que mezclar las cosas, lo político por un lado y lo religioso por otro; diferente es que haya armonía y haya buena relación, pero en el momento en que se fusionan las cosas caemos en error, hacemos mala política o mala religión".
Por último, afirmó que "con las injusticias no se puede guardar silencio, desde la paz y el respeto, se debe protestar y se debe decir, esto no, como hizo Jesús con la denuncia profética" y sostuvo que "acercarse con Fe y devoción a la Virgen de Araceli es la mejor de las ofrendas".
MANUEL GONZÁLEZ
