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Homenaje público a su padre. "Una mirada que me hizo ver la vida de otra forma". Pedro Antonio Serena Toledano pronunció este domingo el Pregón de la Santa Fe, el primero de la Cuaresma lucentina. El orador le rindió un commovedor tributo a su padre, fallecido tras soportar una intransigente enfermedad. "Nunca vi una mirada con tanta fe ni un alma con tanta fuerza". El incipiente orador ensambló el sentimiento cofrade y el arte santero y sostuvo que ninguna realidad puede existir sin la otra.
Patricio Barbancho Espada precedió al pregonero en la ermita trinitaria de Dios Padre. El presentador encumbró la amistad como el motivo principal de su elección. Anunció que Pedro Antonio Serena derrocharía fe en el templo y elogió la perdurabilidad de la lealtad entre ambos.
El declamador central mezcló en su obra las vivencias más íntimas y la primera de las tres virtudes teologales propuesta por la Iglesia Católica. "Fe, dolor, Resurrección". Al dirigirse a uno de los Titulares de la Cofradía de la Santa Fe, reconoció sentirse Preso del amor, una circunstancia que lo matrimoniará con su novia María del Carmen en este mismo año.
Rebobinó sus impresiones de las distintas coyunturas y recordó con añoranza ese ayer en el que "ningún poder político o fuerza social molestaban al cofrade". Criticó a "los ladrones de guante blanco" y manifestó que Jesucristo "trató a todos por igual" como se desprende del pasaje del Sagrado Lavatorio, en el que se arrodilla ante San Pedro.
"La cofradía y la santería han de caminar juntas y separadas, pero nunca la una sin la otra". Desde su visión, la de un niño cofrade, "la cofradía es el motor de la santería y la hace realidad". "Cofrade, sin ti no soy nada, agarra fuerte tu vara".
En uno de los apartados de su discurso, relató los momentos previos al Jueves Santo en el refugio de la hermandad de la Fe. Narró su vinculación con la corporación que lidera Francisco Javier Martos Cuenca como "santero, tamborero y cofrade". "No sabemos apreciar la realidad del significado de la Fe", señaló.
El rezo a María lo brindó a Antonio Crespillo, hermano mayor de la Real Archicofradía de María Santísima de Araceli. Izó la humildad y la sencillez como las características fundamentales de un hombre y agradeció a su padre la fuerza que le sigue transmitiendo para levantarse cada vez que cae. Una ayuda insustituible para enfrentarse a la realidad y al destino.
MANUEL GONZÁLEZ
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