La Iglesia Parroquial de San Mateo acogía este sábado el Pregón de la Semana Santa de Lucena. Antonio Alba Nieva presentó al pregonero, Juan Pérez Guerrero, profesor, exalcalde de la ciudad y figura relevante de la vida pública y cofrade lucentina. En sus palabras, Alba destacó el "compromiso" inquebrantable de Juan Pérez, su humildad, y su entrega, silenciosa, pero apasionada, a la ciudad que lo acogió desde niño. Alba Nieva, amigo personal de Juan Pérez, al que le unió la vida cofrade, encumbró su papel como maestro, político y servidor público, pero sobre todo su profunda fe cristiana y su amor por la Semana Santa. Hermano de varias cofradías, fervoroso devoto y amante de las tradiciones, "Juan se presenta ahora como pregonero no solo con la palabra, sino con el alma", afirmó Nieva antes de cederle su puesto en el altar mayor de San Mateo.

Juan Pérez comenzó su alocución con una dedicatoria de su pregón al Stmo. Cristo del Silencio que presidía el altar y un recuerdo emocionado al malogrado Manuel Lara Cantizani: "Va por ti amigo, te lo debo", para continuar con una sentida y emocionante enumeración de los valores que definen la idiosincrasia de Lucena, sus tradiciones y su Semana Santa, con continuas referencias a la historia y a un pasado todavía reciente en el que se cimenta la santería, recién declarada Bien de Interés de Cultural, a la que se refirió como "patrimonio material e inmaterial que hemos de preservar y cuidar para generaciones venideras" y "una punzada que se siente desde pequeño ... una manera de sentir, de vivir de soñar, de crear, de unir a las personas", afirmó.
A través de una prosa fluida, cargada de sentimiento poético, Juan Pérez logró definir con pinceladas sueltas, pero precisas, todo aquello que representa lo singular y genuino de nuestra ciudad.
Más tarde vendría un paseo pausado y rico en matices por todas y cada una de las cofradías que definen nuestra Semana Mayor, enfatizando el "papel esencial que vienen a desempeñar cofrades y casas de hermandad", como receptores y mantenedores de un enorme legado artístico y devocional, "manifestación plena de religiosidad en el templo y en las calles, en la fe, en su compromiso cristiano, en la catequesis, en la Eucaristía, en su entrega desinteresada y generosa a quienes de corazón y por Jesús son sus otros hermanos".
Especialmente sentidas sus referencias a su cofradía del Amor y Paz: "Una estampita tuya, ya descolorida de acariciarla tanto, conservo a buen recaudo, esa que se torna recuerdo vivo con el devenir de los años, en la proximidad o en la distancia, siempre, siempre a tu lado". También al Cristo de la Columna, creador de "escalofríos que enmudecen la tarde" o a la Lucena Nazarena y los “miles de sonidos y sentir masivo” que configuran una procesión que hunde sus raíces en la noche de los tiempos y reverdece cada Viernes Santo, anticipando la Resurrección y la pronta llegada de María Santísima de Araceli, presente también en distintos momentos del pregón.

PREMIO COFRADE MANOLO RAMÍREZ
Antes del pregón, el presidente de la Agrupación de Cofradías de Lucena, Antonio Díaz, hacía entrega del premio “Cofrade Manolo Ramírez” a Antonio Requerey Ramírez, que recogía emocionado este galardón que entrega anualmente el ente agrupador de las hermandades de nuestra ciudad, en atención a su incansable dedicación personal al mundo cofrade lucentino, representando en él las virtudes del cofrade silencioso y su trayectoria vital, intrínsecamente unida a su adorada Cofradía de María Santísima de la Aurora, sin desdeñar su constante pasión y trabajo en la Cofradía de Nazarenos del Santísimo Cristo de la Sangre y María Santísima del Mayor Dolor o su participación con distintos cargos de gobierno en la Agrupación de Cofradías de Lucena y la Hermandad de San José Artesano.
Intervino a lo largo del acto, interpretando distintas marchas procesionales, la Sociedad Didáctico-Musical “Banda de Música de Lucena”.