Tras el tradicional y emocionante 'paseíllo' y la proclamación de la Corte Aracelitana 2024, la iglesia parroquial de San Mateo acogía este viernes el solemne Pregón de las Glorias de María Santísima de Araceli, pronunciado por el abogado lucentino José Francisco Beato Fernández.
Araceli Beato Beato, hija del pregonero, fue la encargada de realizar la presentación del mismo. La joven lucentina recorrió distintos hitos de la vida de su padre, su familia, su trayectoria profesional o su vinculación con el mundo de la santería, gran afición del pregonero.
Al filo de las nueve y media de la noche, comenzaba la intervención de José Beato ante la Virgen de Araceli, vestida junto con su Niño con mantos y saya verde. Comenzó el pregonero teniendo presente a la Virgen de Araceli como razón de felicidad lucentina. Afirmó el pregonero: "Lo he intentado, pero no he podido, no he sabido o simplemente no he querido encontrar mejor estimulo para hilvanar mi pregón que cimentarlo en la sonrisa de la Virgen", entendiendo esta como un don del cielo a Lucena.
Se configuró el pregón como un repaso descriptivo y breve de los principales actos del calendario aracelitano, situándose en primer lugar a la Virgen, con su llegada en gozosa romería de Bajada, como inicio de la primavera en Lucena, trayendo consigo la alegría: “Se inunda Lucena que de nuevo resplandece, haciendo verdad verdadera aquella expresión popular según la cual, nuestro pueblo se transforma, cambia y alegra cuando con nosotros ya se encuentra nuestra Reina”, afirmó el pregonero, antes de proseguir con unas palabras para la corte de María Santísima de Araceli, mostrando aquellos privilegios que gozarán durante las fiestas patronales o el Besamanos: “Conforman el más preciado ramillete, ejemplo de virtudes y belleza” que serán “la escolta que acompañará a la Virgen” y quienes limpiarán de sus manos “los besos que depositaremos sus hijos enjugando con ellos las lágrimas que brotarán al tiempo de musitar una oración emocionada”, dijo.
Alabó a continuación el privilegio de los santeros de la Virgen de Araceli en el primer domingo de mayo, dirigiéndose afectuosamente a Luis Lara, manijero de este año, para continuar homenajeando a Manuel Lara, hermano del Manijero tristemente fallecido, con su siguiente haiku: "Salen del pecho latidos del corazón, para ti, por ti".
Tras el pormenorizado repaso de los principales puntos del recorrido procesional, el pregón continuó tratando el Besamanos, personificando en un caso concreto la devoción y los momentos que ese día se viven junto a la Virgen en San Mateo. Entonces, tras los momentos de inigualable valor para lucentinos y aracelitanos que supone la estancia de María Santísima de Araceli en San Mateo, el pregonero valoró como Lucena sufre la tristeza de su partida, que se enmascara con un vestido romero al subir, ya en el mes de junio, de vuelta hasta su ermita, cerrando unas fiestas que son “un abanico de sentidas y festivas manifestaciones en torno a Ntra. Patrona”.
Fueron de marcado carácter personal e íntimo los últimos minutos del pregón. José Beato evocó los valores de la lealtad y la amistad como pilares fundamentales de la santería, valores que además reconoce encarnados en la cuadrilla que él mismo formó en el año 2007 para procesionar a la Virgen de Araceli en su gloriosa procesión del primer domingo de mayo. Quiso hacer mención especial a sus esquineros, a su intendencia y a Pepe Ranchal, santero ya desaparecido de dicha cuadrilla.
Finalmente, y tras el agradecimiento a las palabras de sus hijos, presentes en la presentación de doña Araceli Beato, el reconocimiento a la cofradía por los turnos de vela y el latente proyecto del reto aracelitano, con especial recuerdo a Araceli Maíllo, que nos dejó prematuramente, tuvo el pregonero a bien tener presente la santería de la romería de subida que recayó sobre el Colegio de Abogados recientemente.
Aunó en su pregón José Beato prosa y verso, salpicando su intervención con textos de otros pregoneros, autores como José María Pemán, autor de la letra del himno a la Virgen, escritores lucentinos y versos y letras de fandangos populares, cerrando su intervención con un emotivo recuerdo a sus padres: "Dormir quiero en tus brazos, y que me despierte el alba, cogido para siempre de tu mano".