Aromas de Semana Santa, de colas de gente en la calle y estampas de Cristos y Vírgenes. Tarde de trajes y corbata, de conversaciones cofrades durante el café y nervios santeros ante la cita que se aproxima, de lágrimas en muchos ojos y miradas embelesadas en otros. Cuarto domingo de Cuaresma con cinco besamanos o besapiés en otros tantos templos lucentinos.
Los titulares de otras tantas cofradías lucentinas abandonaban momentáneamente sus altares para bajar al encuentro de sus fieles sobre 'escenarios' de lucido montaje por parte de las hermandades, en una competencia sana de estilo y plasticidad, entre nubes de incienso, banderas, estandartes y los mejores enseres de cada casa, dando lugar a bellísimas estampas mil veces fotografiadas, que beben de una antigua tradición de gran significado sentimental y cofrade.
El Señor de la Columna preside este fin de semana el presbiterio de la iglesia de Santiago, envuelta la imagen altiva de Cristo en brumosas nubes de incienso bajo la atenta mirada de la Virgen de la Esperanza presidiendo el altar
Dos de los candelabros de su paso de misterio, sendas jarras adornadas con clavel rojo y un centro de rosas del mismo color a los píes de la peana de la portentosa imagen del Señor reciben a los devotos. No faltan los símbolos del tormento de la flagelación, la corona de espinas, el Senatus romano y el bacalao con el escudo corporativo flanqueando la imagen del Señor.
En el altar mayor de la parroquia de Santiago, en el nuevo dosel de cultos que ha adquirido la cofradí, aparece entronizada la titular mariana de la corporación de Santiago. La Virgen de la Esperanza, flanqueada por doce candeleros con cera blanca, seis a cada lado. Completan el altar varias piezas de candelería con cera roja y jarras con claveles rojos.
Durante toda la tarde el templo ha sido un hervidero de fieles y devotos. Nuestro compañero Jesús Ruiz Jiménez también estuvo allí y nos trajo este puñado de imágenes.