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MANUEL GONZÁLEZ @m_gonzalezgcia
Chaqueta de terciopelo. Falda a rayas. Delantal. Media blanca de encaje. Zapato negro. Pelo recogido con un moño bajo y una madroñera del mismo tono que la chaqueta. Sin color definido. Este el traje típico de lucentina. Las damas de honor de María Santísima de Araceli lo vistieron por primera vez en el año 1991. La aracelitana mayor era Carmen Elena Cuenca Víbora y en los meses anteriores a aquel mayo se indagó con el objetivo de hallar un atuendo específico para la mujer lucentina.
Chaqueta de terciopelo. Falda a rayas. Delantal. Media blanca de encaje. Zapato negro. Pelo recogido con un moño bajo y una madroñera del mismo tono que la chaqueta. Sin color definido. Este el traje típico de lucentina. Las damas de honor de María Santísima de Araceli lo vistieron por primera vez en el año 1991. La aracelitana mayor era Carmen Elena Cuenca Víbora y en los meses anteriores a aquel mayo se indagó con el objetivo de hallar un atuendo específico para la mujer lucentina.
Anteriormente, las damas de la corte de honor acudían a la ofrenda de flores en honor a María Santísima de Araceli engalanadas con una mantilla de color blanco o crudo o con un traje de gitana. En 1991, Tita Víbora, madre de la aracelitana mayor de las Fiestas Aracelitanas de aquel año, contactó con Teresa Ruiz-Canela Evangelista, concejala del área de Fiestas del Ayuntamiento de Lucena en esos momentos, para proponerle la búsqueda de una prenda distintiva de la mujer lucentina.
Teresa Ruiz-Canela aceptó el encargo y se dirigió a la Real Archicofradía de María Santísima de Araceli, en concreto a su hermano mayor, Francisco López Salamanca, y a José Luis Sánchez Arjona, miembro de la junta de gobierno. Ambos comenzaron la investigación y localizaron un libro que había editado la entidad bancaria Cajasur y en el que se recogían bailes, trajes y tradiciones peculiares de la provincia de Córdoba.
En dicha publicación se detallaba el traje de lucentina. Las mujeres de Lucena lo lucían para bailar el fandango de la tierra. Había dos tipos de esta vestimenta: uno confeccionado con telas más sencillas y otro compuesto por tejidos más valiosos. Este último era el que se utilizaba para las fiestas más genuinas.
De igual modo, se precisaba el diseño del traje típico masculino y que incluye un pantalón de medio ancho, con caireles a los lados, una camisa blanca con chorreras de encaja, una faja, una chaqueta de terciopelo, un sombrero calañés para cubrir la cabeza y unas botas como calzado.
A la corte de damas de honor de María Santísima de Araceli del año 1991 le agradó sobremanera la indumentaria. Entre los lucentinos, se expusieron opiniones variopintas. En años sucesivos su uso se extendió y, paulatinamente, el beneplácito al traje de lucentina se fue propagando.
En las Fiestas Aracelitanas de final del siglo XX y comienzos del XXI, las damas de la Virgen de Araceli únicamente usaban el ropaje para la ofrenda de flores. Desde hace unos años, y para reducir costes, el traje de lucentina se exhibe también en la Bajada, en el Besamanos y en el primer día de la Novena. Asimismo, ya es tradición que numerosas mujeres lo presenten en la ofrenda de flores a María Santísima de Araceli.
En el año 1948, el Teatro Principal, posteriormente reducido a humo, cenizas y escombros por un incendio en la madrugada del 15 de enero de 1960, según relata Francisco López Salamanca en 'Historias Lucentinas' acogió los Juegos Florales y a la primera corte de damas. La primera corte de honor de María Santísima de Araceli se designó en el año 1958, fecha en la que fue aracelitana mayor Soledad Víbora. Treinta y tres años más tarde, las representantes de la mujer lucentina mostraron por vez primera el traje característico de la ciudad.
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