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MANUEL GONZÁLEZ @m_gonzalezgcia
El pasaje bíblico de la Crucifixión de Jesucristo engrosará la Semana Santa de Lucena desde el año próximo. La Cofradía del Santísimo Cristo del Amor y María Santísima de la Paz integrará en su desfile de penitencia al Cristo de la Crucifixión. El proceso que arrancó en el 2006 relucirá ocho años más tarde. El artista egabrense Salvador Guzmán Moral, doctor en Bellas Artes, ha restaurado este grupo escultórico compuesto por cuatro imágenes, el más numeroso de los que procesionarán en Lucena a partir del año próximo.
La obra es del escultor local Pedro Muñoz de Toro y Borrego. En ella se observan los instantes previos al momento en que Jesús fue clavado en la cruz. El Cristo es de cuerpo completo, labrado de madera de pino Flandes y encarnado sobre escayola. Tres judíos de aspecto casi grotesco asisten a la escena: uno de ellos, situado a la derecha del Señor, sostiene los clavos de la pasión; otro, a la izquierda, lo toma por un brazo; y un tercero, un muchacho joven que se ensaña, aferrado a una barrena, en hacer los agujeros sobre la cruz para introducir los clavos. Este último atrapó la atención de los lucentinos hasta el punto de que el paso empezó a ser nominado popularmente como 'El Barrenillas'.
La hermandad del Amor y la Paz informa que en el año 2011, en una junta general ordinaria de miembros de esta asociación religiosa, se decidió, por mayoría, iniciar los trámites para realizar un trono prestigioso al grupo escultórico de la Crucifixión. La otra opción, ahora descartada, era bordarle un manto nuevo a la Titular de la cofradía.
El misterio de la Crucifixión desarrolló su última estación de penitencia en 1973, momento en el que se añadió a la cofradía del Amor. Este grupo escultórico participó durante años en la procesión de la Santa Veracruz y, posteriormente, junto a la Archicofradía del Carmen, por los acuerdos que se pactaban con los familiares de Francisco Parejo López, por aquel entonces depositarios de las imágenes. En la década de los cuarenta, el paso fue trasladado a Córdoba y la Semana Santa de Lucena quedó huérfana de Crucifixión.
La restauración del señalado grupo escultórico se emprendió cuando Antonio Crespillo Guardeño, actual hermano mayor de la Real Archicofradía de María Santísima de Araceli, comandaba la junta de gobierno del Amor y la Paz. El estado de conservación de las figuras era deplorable, según cuentan desde la hermandad lucentina. Hasta el punto de que algunos escultores consideraron que era más rentable económicamente realizar nuevas efigies antes que arreglar las antiguas. Sin embargo, esta cofradía del Martes Santo siempre encauzó sus energías a conservar el patrimonio ya existente, aún más si su origen era lucentino.
La imagen es de mediados del siglo XIX. La cofradía del Amor recibió al Cristo de la Crucifixión y a dos sayones en el año 1973. El tercero se recuperó en el año 2004, en las atarazanas quienes fueron sus depositarios. Salvador Guzmán Moral, restaurador del paso, lo definió como un 'interesantísimo conjunto iconográfico'. Su autor, Pedro Muñoz de Toro y Borrego es el máximo representante de la imagenería lucentina de la primera mitad del siglo XIX. Fue discípulo de Juan de Burgos. El estilo del misterio corresponde a esta centuria, en las que las figuras se creaban para provocar sensación en el espectador: las risas sarcásticas de los sayones, el cruce de sus miradas, las vestiduras a base de telas encoladas sobre las tallas de madera y la originalidad de la composición.
Entre el Amor y la Paz, 28 santeros, rojo cardenal y trono de Orfebrería Gradit. La junta de gobierno de la Cofradía del Santísimo Cristo del Amor y María Santísima de la Paz también está consensuando los aspectos más santeros que afectarán a Nuestro Padre Jesús en la Crucifixión. El lugar que ocupará en el cortejo lo determina el orden cronológico de la Pasión de Jesucristo. En primer lugar, el Cristo del Amor, luego el grupo escultórico de la Crucifixión y, en último lugar, la Virgen María de la Paz.
Desde la junta de gobierno que lidera Antonio Alba se subraya que el modo de actuar de la misma siempre está en revestido de seriedad y el trato al paso de la Crucifixión será homogéneo al de los otros dos que pertenecen a la hermandad. La parihuela estará adaptada para 28 santeros y sus dimensiones serán similares a las que entronizan a la Virgen de la Paz.
La junta de gobierno, en una sesión celebrada el 23 de febrero del año 2012, aprobó el diseño del dibujante pontanés Javier Aguilar para la realización del trono. El proyecto lo envió la empresa Orfebrería Gradit. El color que se pretende imponer a los santeros es el rojo cardenal, no columnero, sino un rojo intenso. Dos personas ya tienen concedidas las manijerías de 'El Barrenillas' para los años 2014 y 2015 respectivamente y en el buzón de la cofradía esperan otras tres cartas más solicitando el honor. La junta de gobierno es consciente de lo arriesgado del proyecto. Cuarenta años después Jesucristo soportará en Lucena el tiempo antecedente a su Crucifixión.
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