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La tercera hermandad en hacer su salida procesional en la tarde del Domingo de Ramos lucentino era la del Sagrado Encuentro. Lo hacía desde el remozado templo del antiguo convento de Madres Felipensas, en una calle Ancha que se quedó pequeña para acoger al gentío que esperaba la salida de los titulares de esta hermandad de Nazarenos, surgidos de las sabias gubias del imaginero cordobés Francisco Romero Zafra.
En primer lugar Ntro. Padre Jesús de la Bondad, con José Luis Muriel como manijero, apoyado en las esquinas por Pedro López en la izquierda, Juan miguel Jiménez en la Salud y David Moreno en la mala. Con la Bondad, la oportunidad de escuchar la música de la Capilla Musical Milenium, mientras el primer tramo de hermanos se adentraba en la calle Flores.
Posteriormente, tras el numeroso cuerpo de mantillas, lo hacía el paso de palio del Divino Consuelo, con María y San Juan Evangelista, con Paco Bujalance como manijero, al mando de una cuadrilla de buenos amigos, en la que situó a Juan Alberto Jiménez en su izquierda, Agustín Arroyo en la Salud y Pepe Escribano en la esquina mala.
Nada más salir, espectacular y difícil, como siempre, la primera oportunidad de contemplar durante la Semana Santa el paso de una cofradía por la angostura de la calle Flores de Negrón y ya en la Plaza Nueva la posibilidad de tomar aire y organizar perfectamente el numeroso cortejo, cada año más numeroso, que la más joven de las cofradías lucentinas pone en la calle durante su estación penitencial.
Entre los momentos más hermosos de la estación penitencial de esta cofradía lucentina el paso por la calle San Pedro, punto común de las tres cofradías del Domingo de Ramos, el paso junto al Castillo y el "encuentro" físico entre el Señor de la Bondad y la Virgen del Divino Consuelo, ya a las puertas de su sede canónica, como siempre seguido por un numeroso público.
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