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En la Iglesia Conventual de la Madre de Dios de los RR. PP. Franciscanos, Nuestra Señora de los Angeles aparece en la radiante jornada de este Domingo de Pasión, preludio a la Semana Grande, a los píes del altar mayor de la Iglesia del cenobio franciscano en su anual besamanos.
La bellísima imagen de la Virgen, de rasgos juveniles y belleza infinita, aparece ataviada por Antonio Villar de una manera que siempre llama la atención de los fieles que se acercan a contemplar su insinuada sonrisa y a mirarse en sus profundos ojos claros. También llama la atención la forma de recoger el manto a la imagen, dotándola de un aún más marcado carácter glorioso.
La disposición del altar consiste en varias piezas de orfebrería con cera blanca rodeando a la Dolorosa y a la imagen del Señor Resucitado, así como candelabros de cola con cera del mismo color y varias jarras con flor blanca, dos flanqueado a la Virgen y otras dos al Señor con sendos centros de flor a los píes de cada imagen.
La bellísima imagen de la Virgen, de rasgos juveniles y belleza infinita, aparece ataviada por Antonio Villar de una manera que siempre llama la atención de los fieles que se acercan a contemplar su insinuada sonrisa y a mirarse en sus profundos ojos claros. También llama la atención la forma de recoger el manto a la imagen, dotándola de un aún más marcado carácter glorioso.
La disposición del altar consiste en varias piezas de orfebrería con cera blanca rodeando a la Dolorosa y a la imagen del Señor Resucitado, así como candelabros de cola con cera del mismo color y varias jarras con flor blanca, dos flanqueado a la Virgen y otras dos al Señor con sendos centros de flor a los píes de cada imagen.
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