Una llamada inapelable a los seguidores de Jesucristo para que se comprometan como testigos de una Fe cuya "carta de presentación" sea "amar, perdonar y compartir". En la ermita de Dios Padre, Agustín Gómez Molero reclamó obras de fraternidad en el Año de la Misericordia y promulgó su preferencia por "la conciencia, la vida, el perdón y el servicio" como virtudes más auténticas que "la palabra y el discurso".
Encomendada a las palabras que su esposo Gaspar Villa pronunció al principio y en la conclusión del Pregón de la Santa Fe en el año 1987, Conchi Antrás Roldán inauguró a los pies de Nuestro Padre Jesús Preso los anuncios cuaresmales. Entre "las vivencias y las convivencias del espíritu y la alegría de la Resurrección", elogió "la humildad y la sobresaliente dedicación a la Iglesia" de Agustín Gómez. Recordó la atracción que le causaron desde niño la Semana Santa y las cofradías y sus vinculaciones con la Adoración Nocturna y los Cursillos de Cristiandad, el movimiento donde se conocieron el pregonero y la presentadora.
El Miércoles de Ceniza inspiró el relato de un hermano de corporaciones como la Sangre, Nuestro Padre Jesús Nazareno, la Virgen de Araceli y el Carmen. El polvo, como preámbulo y final, entraña "un alto en el camino" y una señal meridiana. En el transcurso de su intervención insistió en la condición terrenal de las personas y defendió una religión "que dignifique y libere" porque, de lo contrario, "es una opresión".
Las invitaciones a la reflexión se sucedieron en el templo de la calle El Agua. Agustín Gómez animó a los creyentes a preocuparse por las razones que suscitan el ateísmo. "Una forma de protesta de Dios hace los seres humanos", afirmó y subrayó que "hacen falta testigos que practiquen la misericordia con los semejantes y enseñen a amar, perdonar y compartir".
"La Fe no adoctrina ni doméstica a las gentes, nos humaniza y nos hace hijos de Dios"
Con rotundidad y convicción aseguró que "la Fe no adoctrina ni doméstica a las gentes, nos humaniza y nos hace hijos de Dios". El pasaje dedicado al Sagrado Lavatorio incluye un mensaje ilustrado en el hecho de que "Pedro no acaba de entender a Jesús, como nos pasa a muchos de nosotros, y en un arrebato se entrega a Él".
Una de las claves de las conductas del cristiano es "perdonar al que nos ofende, no hacer lo que no nos gusta que nos hagan a nosotros y rezar los unos por los otros". Agustín Gómez sostuvo que el Jubileo que el Papa Francisco abrió en la Puerta Santa de la Catedral de Bangui en la República Centroafricana no pretende "castillos en el aire" sino acciones concretas con los prójimos. El epílogo de su texto lo cerraba recurriendo a una fórmula santera porque debemos estar "puestos" para este tiempo de preparación.