Con la vuelta al cole iniciamos nuevamente la etapa de mayor estrés en los horarios de entrada y salida de los centros educativos tanto público como privados que se ocupan de la formación de nuestros hijos y que nos obliga a ir de un lugar a orto con mayor o menor prisa sin ser conscientes que olvidamos una materia educativa importante para la convivencia y desarrollo de nuestra sociedad.
La educación vial es necesidad, ya que está presente en muchos aspectos de nuestras vidas debido a que todas las personas somos usuarias de las vías públicas. Nos facilita en gran medida nuestra vida diaria y nos da muchas posibilidades, pero también es una de las principales causas de siniestralidad, discapacidad y mortalidad. Es uno de los mayores problemas de salud pública en el mundo. Se estima que cada año los accidentes se cobran la vida de más de un millón de personas en el mundo, afectando a todos los sectores de la sociedad.
En España se producen cada año unos 85.000 accidentes de circulación con victimas, considerando como tal, el accidente en el que al menos una persona muere o sufre heridas y hay al menos un vehículo en movimiento. En esos accidentes fallecen 2.500 personas aproximadamente y unas 120.000 sufren heridas de distinta consideración.
Para prevenir los accidentes de tráfico y contribuir a una mejor seguridad vial, debemos poner en marcha un proceso que desarrolle los valores y comportamientos responsables para el uso de las vías públicas y vehículos.
La educación vial debe ser un proceso continuo que englobe a todas las edades y sus objetivos específicos deben variar en función de las características de cada edad y dependiendo de la zona donde se lleve a cabo, no es lo mismo hacerlo en una zona rural que en una ciudad.
Si empezamos a educar o enseñar a los niños desde los primeros años de su vida, vamos a conseguir mas fácilmente que tengan buenos hábitos y conductas, ya que en edades mas avanzadas es donde la presión social hace que algunas conductas sean mas resistentes al cambio.
El objetivo general es crear cambios de actitudes modificando las ideas, las emociones y los comportamientos, para así reducir los riesgos.
Desde pequeños vivimos en familia, y es ahí donde empezamos a fijarnos e imitar las maneras de actuar de nuestros padres. Después, en los colegios son las maestras y maestros los modelos de comportamiento principales de nuestros niños al igual que las personas mas cercana a su entorno.
Actualmente la presencia de la educación vial en los centros de enseñanza en muy escasa, se trata de forma transversal dentro de otras materias.
Hay muchas instituciones que piensan que la educación vial debería ser una asignatura con programación didáctica correspondiente, con objetivos, contenidos y criterios de evaluación claros y con una secuencia adecuada a las diferentes etapas escolares.
La formación del profesorado en educación vial es únicamente la que aprenden de manera particular al obtener el permiso de conducir.
Toda la sociedad debe utilizar la educación vial para prevenir los comportamientos de riesgo y para fomentar actitudes de conciencia ciudadana y responsabilidad en el uso de las vías públicas, mucho mas cuando se trata de hacerlo en niños y jóvenes.
Si un padre o una madre no respetan la norma y no utiliza el cinturón de seguridad en presencia de su hijo, lo normal es que su hijo cuando sea mayor no lo haga y tampoco utilizara el casco cuando circule en ciclomotor o motocicleta.
Si un padre o una madre cuando camina con su hijo de la mano, cruza un paso de peatones con el semáforo en rojo o simplemente cruza por cualquier lugar de la vía no señalizado a tal fin, porque tiene prisa, lo normal es que cuando el niño camine solo también lo haga, aunque no tenga prisa.
Si aceleramos nuestro turismo para pasar el semáforo en ámbar, nuestro hijo pequeño, cuando sea conductor, imitara nuestra conducta.
La familia es el lugar donde se produce la mayoría de las interrelaciones en los primeros años de vida y es aquí donde se debe dar mucha importancia a esto.
La importancia de los padres en la prevención de los accidentes de tráfico de sus hijos está avalada por la adquisición de unos hábitos básicos. Los padres deben conocer los contenidos sobre educación vial que se imponen en los colegios para que los pequeños no reciban mensajes contradictorios que dificultan su aprendizaje.
Los padres deberán: cuidar que sus hijos no transiten solos por vías con mucho tráfico; saber que los niños imitan el comportamiento de sus padres; saber cómo perciben sus hijos el peligro del tráfico y la importancia en el momento y el lugar mas adecuado.
La mayor parte de los accidentes que sufren los niños se producen en vías urbanas cruzando la calle, por eso hay que: enseñarle a no bajar del bordillo hasta que no vayan a cruzar; buscar un buen lugar para cruzar; mirar a ambos lados para cruzar; cruzar solamente cuando la luz verde del paso para peatones se encuentre encendida, respetando en todo momento la luz roja; cruzar siempre por los pasos de peatones; no comenzar a cruzar hasta que no se haya detenido el vehículo.
Nuestros Policía Locales, pueden contribuir a la formación de las madres y padres, haciendo que conozcan su vital papel en la educación de sus hijos. Para conseguir eso nuestros ayuntamientos deberían implicarse más en este tema y podrían diseñar unos proyectos sobre educación con actividades orientadas a la implantación de la familia en la seguridad vial de sus hijos.