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Fueen el año 1963 cuando se rodó la tragicomedia El Verdugo, dirigida porLuis García Berlanga y considerada como una de las grandes obrasmaestras del cine español.
Rememoro la referida cinta como laantítesis de los acontecimientos que han dejado helada a cualquierpersona con un mínimo de compasión y humanidad, y es que no se haconocido Gobierno Local en Lucena que haya cometido un Genocidiolaboral como el que han patrocinado la coalición política IU-PSOE conla despedida de más de una decena de personas que realizaban su trabajopara los Servicios Públicos Municipales en las piscinas cubiertas.
Decíaen contraposición, pues la película es un alegato contra la pena demuerte y en parte una recreación irónica de las contradicciones de laEspaña franquista, realizada en plena era del régimen, pero también esuna dura y siniestra película en la que se nos dice que matar a alguienen el nombre del Estado es también un trabajo como otro cualquiera. Y aeste segundo hecho me refiero; a que ejecutar la Vida Laboral de unapersona en el nombre de la Administración es también un oficio comocualquier otro.
No dudo de las emociones y los sentimientos quepudieran aflorar en la conciencia de Delegado de Deportes Sr. Corralesante un despido de tal magnitud si éste, en ese mismo momento y lugar,hubiera sido un ciudadano ajeno a la política, pero lo que más mesorprende es la transformación mental y la justificación de la crueldaden el nombre de su Santo Oficio.
Hubo un experimento llamadoMilgram llevado a cabo por Stanley Milgram, psicólogo en la Universidadde Yale (USA). El fin de la prueba consistía en medir la disposición deun participante para obedecer las órdenes de una Autoridad. Éste debíaproducir dolor físico a otro participante, aun cuando estas órdenespudieran entrar en conflicto con su conciencia personal.
Elresultado ha sido evidenciado en la actitud de Miguel Villa y AgustínCorrales hacia nuestros propios compañeros, una indiferencia total yabsoluta hacia el dolor y la tragedia humana que supone dejar sintrabajo a una serie de personas; padres y madres con hijos que dependíande este sueldo para subsistir, y todo ello concientes de que amparadosen el artículo 25 del Convenio Colectivo Estatal de InstalacionesDeportivas y Gimnasios (B.O.E. de 6-9-2006), hubieran podido subrogar aestas personas.
Quiero dedicar esta reflexión a aquellos en cuyas manos está la Vidalaboral de muchos ciudadanos humildes y sencillos de nuestra Ciudad.
José Martos. Delegado Sindical de USO.
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