Anoche la pedanía de Navas del Selpillar se engalanaba para el inicio de sus fiestas patronales en honor a la Virgen de los Remedios. Una cita en la que vecinos, amigos, familiares y miembros de la corporación municipal se reunieron para rendir un merecido homenaje al naveño José Sillero Gómez y descubrir la placa de la plaza de la Estación que ahora lleva su nombre.
José Sillero Gómez, de 66 años, maquinista ferroviario, es un vecino muy querido y entrañable de las Navas del Selpillar, comprometido con el pueblo que le vio nacer. Un hombre de carácter amable, acogedor y generoso, “de esas personas que dejan huella”, dicen los que le conocen y, sobre todo, un ejemplo de superación. Hace nueve meses le diagnosticaron Esclerosis lateral amiotrófica, ELA, y José “sigue demostrando día a día que el coraje no es la ausencia de miedo, sino el triunfo sobre el”, explicó la delegada de Alcaldía de las Navas del Selpillar, Carolina Cierto, en su intervención.
Un acto en el que el Alcalde de Lucena, Aurelio Fernández, rodeado de miembros de la corporación, la delegada de Alcaldía de las Navas del Selpillar, y su predecesora, recordó que “hoy nos reunimos para hacer justicia con una persona que se merece este reconocimiento,” y lo hacemos porque así nos lo hicieron saber todos los vecinos de las Navas del Selpillar, en un compromiso que se aprobó en el Pleno de Lucena del pasado mes de abril, renombrando este bonito enclave como la plaza de la Estación “José Sillero Gómez”.
José Sillero, que siempre ha estado involucrado en todos los proyectos que se han desarrollado en su pueblo, tomaba la palabra, ante una plaza abarrotada, con gratitud hacia su pueblo, hacia sus vecinos, hacia su mujer, Virtudes, y su hijo que cada día le infunden fuerza tras este revés; demostrando que “la vida, a pesar de todo, merece la pena vivirla”. “Estoy muy feliz de ver a tanta gente que me quiere, no lo voy a olvidar nunca”.
“Estoy muy contento que el nombre de esta plaza sea la de un naveño, un reconocimiento en vida, para que todos podamos disfrutarla”. Recordando que ahora, cuando salga con su silla, podrá decir que está en su plaza. Un recordatorio eterno del que, con su inseparable cámara, fue recogiendo todos los recuerdos de la vida en la Navas del Selpillar y un compromiso para que Lucena siga luchando contra la ELA. “Eso me hará sentir tremendamente orgulloso”, matizó.