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Con gran satisfacción leo en la prensa el anuncio de la firma de un convenio para el hermanamiento del Desfile de Procesiones Infantiles de nuestra ciudad con la Semana Santa Chiquita de Puente Genil.
A mi juicio, aparece en la reseña periodística de la referida firma un error denominativo, cuando llama a esa manifestación tradicional de niños lucentinos como Semana Santa chiquita, denominación que, por otra parte, también leí cuando las procesiones infantiles de Lucena hicieron acto de presencia en FITUR, 2012.
Sirviéndome como base del informe que presenté en 2008 a la Corporación municipal de Lucena, a petición de doña María José Lara González, entonces concejala de Turismo, a fin de incorporarlo al correspondiente expediente para que el Desfile de Procesiones Infantiles ante Nuestro Padre Jesús Nazareno de esta ciudad fuese declarado Acontecimiento de Interés Turístico de Andalucía, expongo a continuación unas notas sobre el Desfile lucentino que nos ocupa, para tratar de justificar que es la expresión procesiones infantiles la que debe aplicarse al caso y no la de Semana Santa chiquita.
En otras ocasiones hemos definido la Santería como el sistema asociativo propio de Lucena que tiene como principal finalidad llevar a hombros los tronos procesionales, identifica y distingue a nuestra ciudad en el conjunto de Andalucía.
En todo el calendario procesional lucentino son principales protagonistas la Santeria y los santeros, que son las personas que participan activamente en ella. Esta realidad ha llevado a considerar la Santeria como eje de la manifestación procesional lucentina en general y -cómo no- de su semana santa.
Para la pervivencia del rico ritual santero, del que traté en mi informe elaborado para la declaración de la semana santa de Lucena como fiesta de interés turístico de Andalucía, la sociedad lucentina creó y viene desarrollando un proceso de enculturación de los menores, fomentando en ellos el aprendizaje mimético de las formas tradicionales que configuran el ritual santero, encaminado a la práctica de llevar al hombro (=santear), en tronos proporcionados a su edad y condiciones, distintas imágenes, que son reproducciones de las que son procesionadas por los adultos en la semana santa y en otras manifestaciones religiosas, incluyendo imágenes de nuestra patrona, María Santísima de Araceli .
Estas procesiones infantiles se vinieron efectuando en el pasado desde el domingo de Resurrección hasta la festividad de María Santísima de Araceli (primer domingo de mayo) dentro de la máxima libertad de calendario e itinerario.
El crecimiento del tráfico rodado llevó consigo el de las dificultades para llevar a cabo las referidas procesiones infantiles de la manera reseñada en el párrafo anterior, lo que condujo al establecimiento de un calendario e itinerario comunes para todas ellas, con la expectativa fundada de contribuir a un mayor esplendor de la práctica procesional de los menores lucentinos.
El devenir histórico de la manifestación tradicional que nos ocupa puede resumirse así:
Las procesiones infantiles lucentinas tienen un remoto y claro antecedente en las medidas preventivas que se tomaron en nuestra ciudad con motivo de la epidemia de cólera de 1855, que tanto afectó a poblaciones cercanas.
Nos cuenta don Francisco Antonio Tenllado y Mangas, erudito local decimonónico, que aquel año, por mayo, los niños lucentinos comenzaron a sacar procesiones con imágenes de María Santísima de Araceli, llevando en ellas faroles de cristal y estandartes de papel, al mismo tiempo que solicitaban limosna para costear una función de rogativas a la patrona de Lucena.
Como puede observarse en el cortejo procesional infantil descrito están presentes los demandantes, como en las antiguas cofradías, quienes pedían durante los días de semana santa por las calles para ayudar a los gastos que habían de efectuarse para poder sacar a la calle los respectivos tronos.
Esta demanda ha llegado hasta nuestros días. Los niños han venido solicitando de quienes contemplaban su procesión por las calles de la ciudad limosna para llevar a cabo un convite (refresco y/o gasto), una vez finalizada la procesión o procesiones, porque era frecuente la salida en diferentes días, en el período comprendido entre el domingo de Resurrección y el primer domingo de mayo, festividad de la Virgen de Araceli.
El día de la función de rogativas costeada por los niños lucentinos en el referido año 1855 con el dinero conseguido en la antedicha demanda, 5 de agosto, tuvo lugar por la noche una procesión con todas las cuadrillas infantiles juntas, con todos sus estandartes y sus faroles, lo que puede llamarse una procesión infantil general.
En 1973 la Agrupación de Cofradías, presidida por don Fernando Moreno Cantero, con el ferviente y decidido apoyo del consiliario del referido organismo agrupador, don José Luque Requerey, toma para sí la organización de un desfile de procesiones infantiles, bajo la forma de concurso, con la entrega de diferentes premios.
Se establece el itinerario para este desfile de todas las procesiones infantiles: El Coso, Juan Valera, San Pedro, El Agua, El Peso y Plaza Nueva. Se fijó como día para este desfile-concurso el domingo siguiente al de Resurrección, salvo que coincidiese con la bajada de su santuario de María Santísima de Araceli, trasladándose entonces al domingo siguiente.
De esta forma desaparecía, al menos en su mayor parte, la procesión infantil como individualidad, así como su libre itinerario y su salida en diferentes jornadas.
En 1982, siendo presidente de la Agrupación de Cofradías don Juan Antonio Parejo Pineda, el desfile-concurso se traslada al día de antes, esto es, al sábado siguiente al domingo de Resurrección. Ese mismo año se alarga el itinerario, a causa del creciente número de participantes, de manera que se accede a la calle El Peso por Curados en lugar de por El Agua.
En 1985, siendo presidente de la Agrupación quien suscribe estas líneas desaparece el concurso y la denominación del acto pasa a ser Desfile de Procesiones Infantiles ante Nuestro Padre Jesús Nazareno. Las procesiones infantiles pasan desde ese año ante las puertas abiertas de la capilla de Jesús Nazareno, imagen central de la semana santa lucentina, como acto de veneración de los pequeños santeros al Nazareno.
En 1988, siendo presidente de la Agrupación don Gaspar Villa Fernández, este organismo agrupador cede la organización del Desfile de Procesiones Infantiles ante Nuestro Padre Jesús Nazareno a la Peña El Santero, la cual desde entonces ha venido organizándolo, gracias al esfuerzo ímprobo de don Rafael Mármol López y don Fernando Díaz Torres.
El hecho de no coincidir el Desfile con otras manifestaciones festivo-tradicionales de la comarca propicia la afluencia de un gran número de personas de otras poblaciones a ésta con objeto de presenciarlo, circunstancia que contribuye al interés de la demanda por los usuarios turísticos en relación con este acontecimiento procesional lucentino y por tanto a su valoración turística, según lo contemplado en el artículo 6, 3º de la Orden de 13 de julio de 2007, por la que se regula el procedimiento para resolver las Declaraciones de Interés Turístico de Andalucía.
Como se observará en toda la documentación manejada siempre se nos habla de procesiones infantiles, incluso los que calzamos ya un número de años considerable hemos recibido de nuestros mayores esa denominación o la de idéntico contenido: procesiones chiquitas.
Al caso de Puente Genil, aun siendo paralelo, sí es de perfecta aplicación la expresión Semana Santa Chiquita. Mi llorado compañero pontanense José Segundo Jiménez Rodríguez dejó escrito que los días primeros de mayo y sobre todo el 3, Viernes Santo Chiquito se celebra una réplica de la Semana Santa Mayor, por los niños, con todos los ingredientes y emulaciones propias de la fiesta. En un documento sobre la manifestación pasionista en la vecina población del primer cuarto del siglo XIX se lee el domingo pasado salieron unos quantos muchachos vestidos con túnicas y rostrillos haciendo los mismos títeres que se hacen en la semana santa
La Semana Santa Chiquita de Puente Genil sí es una reproducción de la Mayor, incluso cada día de la primera equivale a uno de la segunda.
Vemos como en la fecha citada por Tenllado y Mangas los niños lucentinos procesionan imágenes de María Santísima de Araceli, no de semana santa. Aun admitiendo que en otras ocasiones anteriores se procesionaran por los pequeños otras imágenes pasionistas, la presencia de imágenes de gloria en esta manifestación tradicional ya de por sí excluye, por incompleta, la denominación Semana Santa Chiquita .
Defendamos, pues, nuestra historia y nuestra propia terminología. Aunque el Desfile de Procesiones Infantiles ante Nuestro Padre Jesús Nazareno tenga lugar en la proximidad de la semana santa, no olvidemos que está a medio camino entre la manifestación pasionista y la aracelitana, además de no desentonar en él las imágenes de la Virgen del Carmen, Aurora, Santiago, etc.
Fomentemos, evidentemente, loa enculturación de nuestros pequeños en una de las más importantes tradiciones lucentinas; pero evitemos tomar términos que no son autóctonos cuando somos legatarios de una terminología propia, que debemos legar a los que nos sigan.
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Luisfernando Palma Robles, cronista oficial de Lucena
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