OPINIÓN: "El tigre impar. Apuntes para un retrato de Manolo Lara". Por José Mª García

28 de Febrero de 2020
Imagen para la portada de "Catadora", último poemario de Manolo Lara Cantizani.

Que me devoren
los lobos
y
que a ti te devore
el tigre impar
de la felicidad

Pedro Casariego Córdoba

Aquel día me dijo que me esperase. Tenía en la cara la misma sonrisa de siempre, bromeaba con "los medios" tras una de sus habituales ruedas de prensa. Fuimos al despacho, cerró la puerta de cristal, se acercó y vi como dejaba caer una lágrima. Le pregunté qué pasaba. Fue la única vez que le sentí vulnerable. Fue un instante. Lo siguiente fue un abrazo emocionante y un momento despues su sonrisa, otra vez. "No voy a permitir que pueda conmigo".

Y lo intentó. Con todas sus fuerzas. Como siempre hacía. Ya tenía otro reto que superar, otra victoria que conseguir. Con elegancia, con la esperanza intacta y la voluntad firme. Valiente. El tigre impar de la felicidad, entrando más adentro en la espesura del veneno, inasequible al desaliento, como el corredor que prepara la carrera de fondo, superando metas invisibles, primero pequeñas, después más ambiciosas. La boya amarilla.

Al final fue demasiado poderoso el enemigo, pero queda la lucha, el esfuerzo titánico, el ejemplo de vida. Queda la capacidad de crear hasta el último momento, la forma de vivir hasta el último momento.

Manolo era creatividad en estado puro. Cuando le conocí acababa de convencer a Pepe Rodríguez, concejal, de que Lucena necesitaba una colección de poesía "chula", con los mejores poetas nacionales e internacionales. Se llamó "Cuatro Estaciones" y siempre quiso distribuirla en pequeñas cajas de pizza. Así era. Ingenioso, imaginativo, con punto y medio de bendita locura.

Después vinieron carteles imposibles, catálogos para exposiciones, libros y folletos repletos de pimientos amarillos. "Algo chulo, diferente, rompedor pero estético". Y lo hacíamos. Y Manolo era feliz, hacía haikus y libros y se marcaba la meta siguiente en su carrera para convertir a Lucena en una ciudad cultural.

Juan Pérez, su amigo y compañero de corporación, comenzaba su intervención en la presentación de Catadora, último poemario de Manolo, con una cita de Paulo Coelho –"Hay en el mundo un lenguaje que todos comprenden: es el lenguaje del entusiasmo, de las cosas hechas con amor y con voluntad, en busca de aquello que se desea o en lo que se cree."

Sin duda Coelho la escribió pensando en Manolo Lara. Inteligente, comunicador, vibrante, estratega, habilidoso en la negociación, triunfó en la política "molando", disfrutando de su trabajo, haciéndose querer por propios y ajenos con su desparpajo y su frescura, con su amplitud de miras y su capacidad para imaginar finales felices.

Lástima que esta vez no haya podido ser. Hoy se ha ido una buena persona, pero su lucha ejemplar impregnará para siempre a quienes hemos disfrutado de su amistad. Su recuerdo es ya imborrable.

Allá donde estés amigo, que se vayan preparando. Llega la revolución.

Has molado mucho Maestro. Adios Manolo.
 

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Fe, energía
Coloreando arcángeles,

El tigre impar.

Manolo Lara Cantizani
 




 

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