"El maestro que prometió el mar", por José Antonio Sánchez

14 de Julio de 2023
Imagen promocional de la exposición sobre Antoni Benaiges

El 30 de agosto de 2010, el diario La Información publicaba la siguiente noticia:

“Los hallazgos en la fosa de la Pedraja muestran la brutalidad de estas muertes. En una primera apreciación de los expertos que han exhumado los restos de la fosa han concluido que hay un centenar de cadáveres de hombres junto a los restos de una mujer, identificada porque llevaba una horquilla en la cabeza. En el Día internacional de los desaparecidos, que se celebra hoy, es necesario destacar la mezcla de emoción, dolor y alegría que supone para los familiares la exhumación de los restos de personas queridas”.

¿Por qué el PP quiere derogar la ley de memoria democrática? ¿Perjudica a alguien el que una persona pueda emocionarse y llorar ante los restos de su padre, madre, abuela o abuelo?  No lo entiendo.

Entre los restos encontrados en la Pedraja, emergieron con fuerza la figura y la memoria de un maestro aparentemente olvidado que en 1934 fue destinado a Bañuelos de Bureba. Antonio Benaigues. Un maestro precursor de la pedagogía propuesta por Freinet y basada en los intereses de los escolares, la cooperación y la actividad de los niños en la construcción de su propio aprendizaje. Dos recursos, entre otros, eran básicos en la escuela de Freinet: La imprenta y el cuaderno de clase.

En el cuaderno de clase, (abril de 1936), después de una foto del maestro, con sus diecisiete alumnas y alumnos, hay una redacción de los niños que narra lo que ocurrió aquel día en la escuela de Bañuelos y que por la imagen de época de la España rural y lo entrañable del relato reproduzco en su integridad.

Un día vino un retratista a la escuela. El maestro le preguntó:

- ¿Quién es usted?

-Soy de Briviesca y vengo a ver si quería sacar una fotografía de los niños de la escuela

-Sí, sí: ya tenía ganas de tener una fotografía de los niños.

El maestro nos dijo que fuésemos a lavarnos y arreglarnos.

Cuando vinimos bajamos los dos bancos a la calle y el retratista nos puso bien y nos retrató.

Nos extrañó mucho como sacaba las fotografías. Primero salíamos muy negros, pero después salíamos bien.

El retratista decía:

-Mira, mirar aquí… Ya está.

Salimos bien. El maestro se reía y dijo que solo había salido uno con cara de bobo.

Por dos retratos llevaba seis reales y los nuestros uno una peseta.

Después empezó a venir gente y muchos se retrataron.

Tomás venía de la tierra y se retrató con el azadón y el hacha y con el Ruso.

La madre de la Felisa decía:

-No es por nada, pero mi hija es la que mejor ha salido.

El retratista vino con Rarbacholo, el dulcero de la Fiesta. Traían un burro.

En un seno de las alforjas ponían la máquina y en el otro las cosas que vendía Rabacholo: arroz, pimiento molido, almendras, chocolate y jabón.

El maestro, aunque pocas perras tenía, nos compró un paquete de almendras y nos las repartimos.

El relato que hacen los niños describe la pequeña fiesta que supuso para los habitantes de Bañuelos la llegada del fotógrafo y cómo, con su presencia, se vio alterada la rutina de aquel pueblo de las tierras de Burgos que hoy forma parte de la España vaciada con solo 34 habitantes.

Las niñas y los niños de la escuela de Bañuelos nunca habían visto el mar. Así lo imaginaba Florentina Sáez:

El mar será muy grande y muy ancho. Y hondo.

La gente irá allí a bañarse.

Yo no he visto el mar.

El maestro dice que iremos a bañarnos.

En el invierno de 1936 Antoni Benaigues prometió a sus alumnos llevarlos a ver el mar. No pudo cumplir con su palabra.

A pesar de que el golpe de Estado triunfó, desde sus inicios, en la ciudad de Burgos y en la mayoría de las poblaciones de sus alrededores sin apenas resistencia, los sublevados pusieron en práctica, ya desde el mismo 19 de julio, una dura represión generalizada. Veinte maestros fueron fusilados y otros veinte desaparecieron, es decir, que con toda probabilidad fueron asesinados y enterrados en fosas comunes. En este segundo grupo, según testimonio directo, se encontraría el maestro de Bañuelos.

Tras los hallazgos de la fosa de la Pedraja se han sucedido investigaciones sobre la vida y obra de este maestro freinetista, de esta figura singular y destacada del movimiento de renovación pedagógica de los años treinta en España. Se han publicado libros y montado exposiciones. La reciente película, “El maestro que prometió el mar a sus alumnos”, está basada en la historia de Antoni Benaigues.

También en el teatro. “El mar: visión de unos niños que no lo han visto nunca”, es una obra que ha recorrido múltiples salas de toda España. El 15 de julio se iba a representar en Briviesca (Burgos) pero el nuevo alcalde del PP ha cancelado el acto. Éste no es un hecho aislado en la censura de actividades culturales por parte de las derechas:

La obra 'Orlando', de Virginia Woolf, que la compañía de Teatro Defondo tenía previsto estrenar el próximo noviembre en Valdemorillo (Madrid), ha sido cancelada tras la llegada a la concejalía de Cultura de la miembro de VOX, Victoria Amparo Gil Movellán, debido a que el protagonista de la función pasa de ser un hombre a una mujer.

En Getafe, VOX ha pedido censurar una reconocida obra teatral de Lope de Vega porque, alegan, contiene referencias sexuales incómodas.

El Ayuntamiento de Bezana presidido por Carmen Pérez Tejedor (PP), también decidió censurar la proyección de la película Lightyear en el cine de verano de la localidad por la escena en la que aparecen dos mujeres besándose.

Todo ello, me recuerda el principio de los años 70 del siglo anterior cuando los españoles pasábamos en masa a Biarritz para ver las películas que el régimen censuraba. De hecho, viendo estas actuaciones parece que volvamos al año 1963 donde el BOE del 6 de marzo recoge esta frase, “… Se prohibirá la presentación de las perversiones sexuales como eje de la trama".

Nuestro voto tiene consecuencias. El 23 de julio, no se trata de ir en contra de nadie, se trata de acudir a las urnas para fortalecer la sociedad. Se trata de SUMAR voluntades para seguir ampliando derechos y mejorar la vida de todos los colectivos que más necesitan la ayuda del Estado, la solidaridad de todos. En definitiva, que aquellas palabras que, en un calentón, pronunció María Guardiola, y que tuvo que tragarse como dijo su compañero Moreno Bonilla, sigan teniendo vigencia: Reconocer, para erradicar la violencia machista (¡Nos matan por ser mujeres!), sentir la humanidad de los inmigrantes como la nuestra propia, reconocer todas las identidades personales (a nadie hace daño que cada persona pueda sentirse como le indique su ser) y que la bandera LGTBI pueda ondear en los balcones. Admitir que la lucha contra el cambio climático y el desarrollo socioeconómico no son antagónicos, sino complementarios, la mejora del medio ambiente y la mejora de la vida de la gente tienen que ir unidos.

José Antonio Sánchez

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