La muerte de Julio Anguita –un amigo, un maestro para los simpatizantes y afiliados de IU– ha sido un duro golpe emocional. Sabíamos de su gravedad, pero confiábamos en su recuperación. Su fallecimiento, que no su pérdida –Julio sigue presente en nosotros–, nos produce enorme tristeza y un profundo sentimiento de dolor. Perdemos un referente político por sus ideales y por la firmeza en la defensa de los mismos, pero también un ejemplo de coherencia personal, mantenido a lo largo de su vida.
Su desaparición ha sido llorada por quienes le conocieron y trataron en la vida política –adversarios o aliados, no importa– pero tambien por el conjunto de la ciudadanía, que han reconocido que su muerte supone la pérdida de un ejemplo de honestidad en la política española.
Quienes tuvimos la suerte de conocerlo, de hablar con él aunque fuera brevemente, de compartir una pequeña reflexión o un cordial saludo, sabíamos que era diferente. Causaba respeto, emoción, admiración. Julio Anguita era un hombre de estilo propio que supo hacer de su firmeza ideológica, de su verdad y de sus principios un ejemplo a seguir.
Adversarios o aliados y tambien el conjunto de la ciudadanía, han reconocido que su muerte supone la pérdida de un ejemplo de honestidad en la política española
Julio tenía un vínculo muy querido con nuestra ciudad. Aquí tenía grandes amigos, como nuestro añorado Juan Luna. Mantengo vivo el momento en el que le llamé para comunicarle su fallecimiento y el impacto emocional que supuso para él.
Le gustaba venir de compras, pasear por las calles de Lucena, siempre discreto pero saludando amablemente a derecha e izquierda, a quienes le reconocían y le entretenían brevemente en su paseo. Aún recuerdo una visita a nuestra ciudad, en la que Antonio Mª Cabrera y yo le acompañamos a comprar los muebles de su casa, porque decía que "para mueble, Lucena" y también las ocasiones en las que nos acompañó en algún acto político, dejando muestra de la consistencia de su mensaje de izquierdas.
Julio tenía un vínculo muy querido con nuestra ciudad. Aquí tenía grandes amigos, como nuestro añorado Juan Luna.
Se nos va físicamente el hombre honesto y honrado, el político coherente y referente del republicanismo y la izquierda española, fiel defensor de la unidad de acción bajo las premisas de su ya más que famoso "programa, programa, programa". Sus enseñanzas y su trayectoria, su ejemplo, queda impregnado en quienes compartimos con él la actividad política desde IU.
Queremos agradecer a nivel local los muchos mensajes de pésame que hemos recibido, transmitiéndonos sentimientos de tristeza, tanto de otros partidos políticos y organizaciones sociales, como de ciudadanos que, individualmente, han querido hacernos llegar el dolor por su pérdida.
Descansa en paz compañero y amigo, tu legado sigue vivo.