REPORTAJE: ¿Por qué Lucena languidece en verano frente a los municipios de nuestro entorno?

Juan Pérez apela a la "singularidad" de Lucena para justificar la escasa actividad cultural y de ocio en época estival frente a otros municipios. Para el comercio "que la gente se vaya a los chalets o a la playa no puede ser una excusa" y "se pueden y se deben hacer más cosas".

30 de Agosto de 2018
Chanclas Festival, el último gran evento del verano lucentino... hace tres años

Con la llegada del verano el casco urbano de Lucena se queda desierto. La ingente cantidad de zonas residenciales que rodean la ciudad acogen a miles de lucentinos junto a las piscinas, mientras las calles ofrecen un aspecto desprovisto de vida, visión que se hace aún más patente durante los fines de semana. Ni siquiera la noche parece animar a una ciudad que ve decaer su impulso cotidiano a medida que van pasando en el calendario los días de julio y agosto. Esta última semana incluso se hace difícil encontrar un bar abierto para tomar un desayuno en pleno centro de la ciudad. La situación se repite año tras año. A medida que disminuye la cantidad potencial de usuarios o clientes lo hace también la de propuestas para los que, por unas razones u otras, no tienen más opción que quedarse.

La situación contrasta poderosamente con la de otros municipios cercanos, de menor tamaño, cuya vida parece multiplicarse con la llegada del calor. Pongamos que hablamos de Cabra y su "megaprogramación" en el Auditorio Municipal, o de la multiple y diversa actividad que desarrollan localidades como Priego, Almedinilla, Benamejí, Iznájar... que unen a sus fiestas populares propuestas de ocio y cultura de calidad como danza, recreaciones históricas, teatro, cine...

En los últimos días las redes sociales son un termómetro del hastío que supone Lucena en verano y la envidia sana con la que se contempla esa vida extra que el verano parece aportar a nuestros municipios vecinos.

El alcalde de Lucena, Juan Pérez, apela a "la idiosincracia" de cada localidad para justificar la ausencia de actividades culturales o festivas de relieve en nuestra ciudad durante el periodo estival.

Miguel Poveda en su concierto en la Plaza de Toros de Lucena

Juan Pérez reconoce que, con excepción de Carnavaluc, Lucena ha venido contando con escasas iniciativas durante los meses de verano. "Es verdad que el auditorio y la ciudad no tienen una actividad continuada durante el verano, pero no es menos cierto que, tradicionalmente, Lucena siempre ha tenido pocas propuestas durante este periodo del año. Es una forma diferente de vivir el verano, cada municipio tiene su singularidad", indica el regidor lucentino, que contrapone a la ausencia de alternativas de ocio durante los meses de julio y agosto la existencia de una programación más intensa que en los municipios de nuestro entorno durante el resto del año, poniendo como ejemplo la Semana del Teatro, que cada año trae hasta Lucena a buena parte de las figuras de la escena nacional.

Según Juan Pérez "son distintas formas de ver las cosas y organizar la política cultural, aunque –reconoce– eso no quita que se puedan traer otras actividades en estas fechas". De hecho, Pérez ha revelado que este año se había previsto programar algunas actuaciones de relieve durante el periodo estival en colaboración con otros colectivos locales "aunque a última hora se han caído". "No se ha podido conseguir, pero se puede intentar en el futuro y esperamos que el año que viene pueda encajar", añade el alcalde de Lucena.

Amaral en el Chanclas Festival de Lucena

 

ALTO COSTE Y ALGUNOS FRACASOS SONADOS

A ello se suma el alto coste de este tipo de espectáculos. Según las fuentes consultadas, una actuación de primer nivel puede tener para las arcas municipales un coste –en forma de subvención a la promotora– de entre 60.000 y 100.000 euros en función del artista. Grandes iniciativas privadas se estrellaron en los últimos años. Baste recordar la primera y única edición del Chanclas Festival, la afluencia muy por debajo de lo esperado de macroconciertos como el protagonizado por Julio Iglesias en 2011, o, más lejos en el tiempo, la suspensión de algún concierto de renombre o las asistencias casi testimoniales a algunos espectáculos del desaparecido "Viruta Rock".

Durante el resto del año el problema es otro. El aforo de los espacios escénicos de la ciudad, incluido en nuevo auditorio –inconcluso–, hace inviable programar grandes espectáculos "a taquilla", por lo que el ayuntamiento –vía subvención– o el espectador –via entrada cara– deben pagar lo que las compañías o artistas no pueden recuperar ni siquiera llenando las poco menos de 500 butacas disponibles.

 

EL COMERCIO PIDE MÁS

¿Y qué opinan los comerciantes? Antonio Rabasco, presidente del Centro Comercial Eliossana, lo tiene claro: "Echamos de menos que se organicen más cosas. Que la gente se vaya a los chalets o a la playa no puede ser una excusa. Se pueden y se deben hacer más cosas".

Julio Iglesias en Lucena. Año 2011

Rabasco cree que más que de tradición o idiosincracia se debe hablar de "inercia". Una inercia que en los últimos años está adquiriendo carácter de dogma: "En Lucena no se puede hacer nada en verano". Un dogma que hay que romper de una vez por todas con imaginación y apuestas decididas por iniciativas de calidad. ¿Un ejemplo? Encinas Reales ha conseguido consolidar en poco más de tres años sus "noches encandiladas" como uno de los eventos más singulares del verano en la Subbética, atrayendo en un solo día a más de siete mil personas a sus calles y plazas iluminadas por velas.

Antonio Rabasco señala que una ciudad que pretende ser "turística" no puede dejar pasar en blanco dos o tres meses del año. "Ni los lucentinos ni quienes nos visitan lo merecen", señala el máximo responsable de la patronal local del comercio, que se muestra convencido de que "si se hicieran más cosas se saldría más" y "si no se proponen nunca sabremos el resultado" para concluir que "Lucena también tiene que apostar por el verano" y anunciar que el próximo año el colectivo que preside presentará una batería de propuestas para que lo de estos últimos años no se repita.

Si se trata de conseguir que –como dice el "eslogan"– Lucena "brille con luz propia" también durante el verano, todos los esfuerzos son bienvenidos.

 

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