A un enorme montón de maderas desgastadas ha quedado reducida esta mañana la Silla Gigante que, durante casi un cuarto de siglo, ha sido uno de los emblemas visibles de la ciudad y símbolo del boom experimentado por la industria del mueble a finales del siglo pasado.
En enero de 2023 saltó a los medios la noticia de que la actual propietaria de las instalaciones en las que se asentaba, la empresa del sector del frío Climer, había comunicado al ayuntamiento su disposición a cederla de forma gratuita si el consistorio deseaba preservarla y reubicarla en algún otro emplazamiento. De lo contrario el previsible futuro de la colosal estructura de hierro y madera, que durante algún tiempo situó a Lucena en el Libro Guinness de los Récords como la "silla más grande del mundo", era su desmantelamiento, dejando a la "Ciudad del Mueble" sin una imagen icónica y uno de sus "monumentos" más comentados.
En vísperas de unas elecciones locales, el tema dio para artículos y reportajes en los medios de comunicación y enconados debates en las redes sociales, entre los partidarios de conservarla a toda costa, casi como un elemento patrimonial, y los que consideraban que era un anacronismo sin valor y que su futuro debía ser el desguace. Desde los distintos partidos se cruzaron las opiniones e incluso llegó a plantearse la posibilidad de su traslado al Parque Europa, para convertirla en museo o mirador sobre la ciudad.
Sobre la mesa había muchos interrogantes: conocer el estado de conservación de la silla, cómo podría acometerse su desmontaje y transporte, cuáles serían los costes asociados a estas operaciones y a su reimplantación en otro espacio, cuánto costaría su mantenimiento, qué espacio público podría acogerla o cuál sería su futuro uso.
Hoy, el concejal de Obras y Servicios Operativos, Javier Pineda, señalaba a LucenaHoy que el tema fue estudiado por el actual equipo de gobierno, pero "el elevado coste de la operación de desmontaje y traslado y las dificultades inherentes a la misma, habida cuenta que la empresa que la construyó ni siquiera existe en la actualidad, hacían inviable su reutilización, por lo que se descartó esa opción y así se le comunicó a la empresa propietaria".
Por su parte la empresa reiteró al consistorio que, por razones estéticas y de falta de conexión con el sector de la climatización y por el importante coste de su mantenimiento, se veía abocada a acometer su demolición, que finalmente se ha consumado esta semana, con ayuda de una grúa provista de una enorme tenaza, que ha ido desmembrando la estructura de la silla hasta convertirla en el mencionado montón de madera, que espera ya ser desalojado de las instalaciones.
Una silla descomunal
Situada en la antigua N-331, a un paso de la entrada Lucena Sur de la autovía A45 –desde la que es claramente visible– la silla –una réplica a escala gigante del modelo "Palmera", uno de los más vendidos por la empresa Hermanos Huertas– fue diseñada por la empresa vasco-francesa Lanik y levantada en 2005. Era de madera maciza laminada de pino silvestre, con 27 metros de altura, equivalente a un edificio de 9 plantas, y un respaldo de 12 metros. Albergaba una sala de juntas y se podía acceder a su interior desde unas escaleras o desde un ascensor situado en la parte posterior, a unos metros de distancia, que comunicaba con una pasarela que daba acceso al asiento, en el que llegaron a celebrarse encuentros empresariales y visitas oficiales de distintos representantes políticos.
Entre 2005 y 2009 fue considerada como la más grande del mundo, posición de honor de la que fue desbancada por otra silla construida en Austria en 2009. Pesaba entre los 115.000 y los 120.000 kilos, y para su realización fueron necesarios 230 metros cúbicos de madera maciza laminada de pino silvestre, la misma cantidad que se usaría para crear 9.200 sillas de dimensiones normales.
Hoy ha pasado a ser historia de la ciudad.