Segundo día del programa que Lucena ha ligado a la decimoséptima edición de la Jornada Europa de la Cultura Judía. Las actividades empezaron el pasado domingo, a las 10:00 horas, con una visita guiada por La Perla de Sefarad. Una degustación de repostería sefardí y el regreso a la Escuela de Traductores encauzaron este recorrido. Posteriormente, este lunes se inauguraba la exposición Huellas de la Cultura Judía en Lucena, una muestra nutrida de un proyecto de colaboración entre la localidad y Lorca, que se contempla en el Palacio de los Condes de Santa Ana, edificio municipal que, por la tarde, acogió la conferencia Los judíos de Melilla, el ladino y la haketia, impartida por Mordejay Guanhich Bitán, presidente de la Asociación Sociocultural Mem Guídel y director del proyecto Sefamel de Melilla.
Manuel Lara Cantizani, edil de Turismo, presentó al conferenciante resaltando su sencillez y la cultura que atesora. "Es una eminencia en el tema que estamos tratando –Las lenguas del judaísmo- y para Lucena es un honor que represente a la comunidad judía y al norte de Marruecos". De otro lado, mostró su gratitud a Fran Carrasco, amante de las tradiciones judías, por sus gestiones y colaboración. "Está enamorado de Lucena y de su pasado sefardí", señalaba.
Finalmente, indicó que este ciclo terminará con la actuación del Coro Eli Hoshaná "Ciudad de Lucena" en la sinagoga de Lorca el sábado 1 de octubre y desveló que Mordejay Guanhich ha efectuado una propuesta "que abre una ventana de futuro histórica": la celebración en Lucena de la festividad judía de la Janucá, la Fiesta de las Luminarias, algo que no ocurre oficialmente desde el año 1148.
Seguidamente, Mordejay Guahnich comentaba que "la humildad" es el rasgo que más subraya de Lucena. "He visto humildad desde la Necrópolis, que es importantísima, se ha mantenido el espíritu sefardí, que es el de mis antepasados", una determinación que, desde su posición de investigador y judío, considera trascendental.
Al respecto de la cuestión nuclear de su intervención, expuso que es preciso "hablar de nuestras lenguas, de las que tenemos en España y el ladino es una mezcla del hebreo y el español medieval, el idioma que habla el judío antes de la expulsión del año 1492". En un tiempo subsiguiente, "este idioma ladino se lo llevan los emigrantes al norte de Marruecos y crean un nuevo dialecto, la haketia".
Según mantuvo, actualmente, la llegada "se habla en Tetúan, y es una mezcla de ladino, con palabras en árabe, francés, inglés y portugués". Su llegada a Melilla data de 1864, "con los judíos que llegan de Tetúan" y, de acuerdo a diferentes estudios, primero lo utilizan "los estratos sociales bajos de los grupos sociales judíos y luego la recopila la gente culta porque se va a perder".
En nuestros días, en Melilla se emplean "unos 300 términos de la haketia y es un dialecto más que tenemos en España". Para acabar, sentenció que "los idiomas que nos unen son el hebreo, lengua vehicular entre todo julio y la haketia y el ladino, lengua vehicular que une a todos los judíos del mundo y que se ha hablado en España, en Sefarad" y fusionó a Melilla y Lucena –uso el término "hermanamiento"- porque el retorno del judaísmo a España sucede a través de la primera en el año 1864.