Lucena es el paraíso de Manuel Hurtado Marjalizo (Écija, 1962), porque es el único lugar de la memoria del que no podemos ser expulsados, si nos guiamos por la sentencia de Johan Paul Friedrich que antecede a la trama de fidelidad, arte, misterio, vericuetos del destino y amor que compone La librería del callejón (La Esfera de los Libros), la segunda novela de un autor cosmopolita, que dejó su corazón en Lucena "porque uno es de donde ha pasado su infancia".
El Madrid de la posguerra, los años 40 y el Barrio de Salamanca ambientan una novela histórica, humana y de sentimientos. Entre los distintos elementos que forjan la obra, surgen matices judíos que retrotraen al escritor "a sus amigos, al colegio, al instituto, a su calle y a la panadería" de su infancia y de su adolescencia.
Manuel Hurtado Marjalizo nació en la localidad sevillana de Écija, pero arraigó sus emociones en Lucena. "Volver aquí es como si fuese mi casa", afirmaba en el patio de la Casa de los Mora, espacio cultural donde presentó La librería del callejón, su segunda introducción en la ficción narrativa que ya ha alcanzado su tercera edición en menos de un año.
Linares, Sevilla y Madrid formaron académicamente a un ingeniero de minas y diplomado en el Programa de Alta Dirección de Empresas (PADE) del IESE Bussiness School, que desde hace 25 años trabaja para la multinacional francesa Saint-Gobain. A partir de entonces, Manuel Hurtado Marjalizo ha ocupado puestos directivos en Segovia, Mendoza (Argentina) Barcelona y, actualmente, en París, desde donde llegó a Lucena para recibir en la noche de este viernes abrazos, afecto y elogios de sus amigos y familiares.
Con La hora del lobo gris, su primera creación, se situó como finalista del XIV Premio Fernando Lara. María Teresa Ferrer, directora de la Biblioteca Municipal de Lucena, y Manuel Lara Cantizani, concejal de Cultura local, escoltaron a Hurtado Marjalizo en un acto motivado por la publicación de un túnel de espías, arte y ocultismo que ha dedicado a su madre, Loreto, "a la que tanto quise y a la que tanto debo" y a sus hijos, Alberto, Ana y Antonio "para que guarden esta historia, junto a mi enorme cariño, en el bosque de sus corazones".
Lara Cantizani reparó en la portada, "curiosísima", al observar a una mujer frente a una librería, aunque dirige la mirada hacia un lado ya que "en el libro hay que tener muchísimo cuidado". Los cuadros, la Segunda Guerra Mundial y el protegido de un nazi se cruzan en un argumento que, según Manuel Hurtado Marjalizo, "pretende enganchar al lector y mantenerlo enganchado al relato" y que ha devuelto a su compositor a una Lucena "que evoluciona, cada vez más moderna, más abierta y con más actividad cultural".