Explotar el talento y la creatividad y, de paso, fomentar la pasión por la ciencia y el mundo de la exploración espacial son algunos de los objetivos del programa Desafío CanSat, en el que este año han tomado parte dos equipos del IES Miguel de Cervantes, de Lucena, formados por trece alumnos y alumnas.
El Desafío CanSat es una competición educativa organizada por la Oficina de Recursos Educativos sobre el Espacio (ESERO) en colaboración con la Agencia Espacial Europea (ESA). Desde el mes de octubre, los dos equipos lucentinos, uno de ello íntegramente femenino, han venido trabajando en recreos, tiempo libre y clases específicas en el diseño, construcción y lanzamiento de pequeños satélites, llamados CanSats, que tienen el tamaño y la forma de una lata de refresco. Estos CanSats son lanzados a una altitud de 1 kilómetro mediante un cohete o medio similar, y durante su descenso, recopilan datos meteorológicos que luego transmiten a un sistema de tierra.
Un total de doce equipos tomaron parte la semana pasada en la final regional de este certamen en el aeródromo de "Los Alcores", de la localidad sevillana de Alcalá de Guadaíra. Dos de ellos eran lucentinos, lo que ya supone un importante éxito.
"El evento supone una oportunidad única y una motivación extra para que nuestros estudiantes se involucren en proyectos de ciencia y tecnología de vanguardia", señala Francisco R. Calvillo Castro, coordinador del proyecto en el IES Miguel de Cervantes.
Durante los últimos meses dos grupos de alumnos del centro han trabajado conjuntamente para adaptar todos los subsistemas principales que se encuentran en un satélite, como la energía, los sensores, el sistema de comunicación con la antena ubicada en tierra o el paracaídas que debe devolver, sano y salvo, el satélite. Y todo ello dentro del reducido espacio interior de una pequeña lata de refresco. Para ello, los estudiantes han estado inmersos en un proceso de aprendizaje que va más allá de las aulas convencionales. Se han iniciado en el lenguaje de programación, han explorado el mundo de la robótica y experimentado con la impresión 3D, todo con el objetivo de desarrollar su microsatélite meteorológico. Un desafío técnico que no solo requiere ingenio, sino también habilidades prácticas y trabajo en equipo.
Tras el lanzamiento del satélite a bordo de un cohete provisto por la organización, hay que estar muy pendiente de la caída, durante la cual se realiza el experimento científico, recogiendo en tierra, mediante una antena, los numerosos datos que transmite el CanSat, que deben ser recopilados y analizados para su posterior exposición a un jurado experto.
Javier González Balmont, Hugo Mendoza Jiménez, Ismael Padilla Corredera, Jonathan Alonso Cabeza, Daniela Chicano Medina, María José Torres Lara, Gema Pino Moreno, María del Carmen Parejo Aliaga, Mariló Marín Pavón, Paula González Henares, María Serena Castro, Patricia Muñoz Portillo e Inés Jurado Lara, han formado estos dos equipos.
Uno de ellos, compuesto por estudiantes del 'programa de profundización' que se lleva a cabo en IES Miguel de Cervantes bajo la dirección del orientador del centro, José Carlos Jiménez, con alumnos de altas capacidades, proporcionándoles un entorno enriquecido para el desarrollo de sus habilidades. El otro equipo, formado por estudiantes de 4º de ESO, altamente motivados, quienes han dedicado su tiempo de recreo al desarrollo de este emocionante proyecto. Y supervisando todo el programa el profesor de matemáticas, Francisco R. Calvillo, quien ha actuado como mentor de los equipos, brindando orientación y apoyo a lo largo de todo el proceso.
Al final, la victoria fue para el equipo "DaphSat" del Puerto de Santa María, aunque el equipo de chicas del IES Miguel de Cervantes, denominado "Vanguardia Astral" obtuvo el premio a la Mejor Competencia Profesional, por su brillante exposición de los resultados del experimento realizado.
La comunidad educativa del este instituto lucentino ya piensa en el próximo Desafío CanSat y en como mejorar su "lata satélite" con base en la experiencia adquirida en este primer año de participación y algunos de los componentes de los equipos ya sueñan con un futuro vinculado a la ingeniería aeroespacial. ¡Enhorabuena!