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Desafiar a la crisis. Poner buena cara al vendaval de malas noticias. Olvidarse por unas horas de la que está cayendo. Todo esto y mucho más nos sugiere el ambiente del Recinto Ferial. Mucho público llenando las calles del Real, mesas llenas para degustar un pollo asado o un pinchito moruno, gente bailando en la Caseta Municipal, colas en muchos de los "cacharritos" y un poco de alegría, que buena falta hace en estos tiempos de penuria en los que sobra mucho menos e incluso son muchos a los que les falta.
De entrada llaman la atención el soberbio pórtico de feria y el despliegue de vehículos de quienes trabajan también en feria: policía local y nacional, voluntarios de Cruz Roja o Protección Civil.
La Caseta Muncipal es visita obligada en este paseo por la feria. Propuesta: Caña, caracoles y unos bailecitos con una buena orquesta sobre el escenario. La Caseta parece otra. Se han remozado sus instalaciones, se ha pintado en su totalidad dándole un toque de color, se han renovado los toldos y se ha decorado para la ocasión. Una inversión que merece la pena y que convierten este espacio público en un lugar más acogedor, mientras la barra es atendida por los siempre dinámicos y volutariosos miembros de la Cofradía del Stmo. Cristo de la Humillación y Servitas, encabezados por su hermano mayor, José Ángel Chacón.
También ofrece una suculenta cocina la caseta de la Hermandad del Rocío, que regenta la Sala Gran Lucena, ofreciendo un espacio más relajado y tranquilo para disfrutar en familia. El resto de la oferta gastronómica es de quita y pon y va desde el pollo asado al pinchito moruno, pasando por la hamburguesa, el bocata de lomo con pimientos, el perrito caliente, el kebak o la papata asada. Cena servida para todos los bolsillos.
Otras casetas "tradicionales", como la Peña San Cristobal, la Peña Taurina o la recuperada caseta del Círculo Lucentino, ceden sus espacios a otras "marchas" y sonidos. Ceden sus instalaciones a empresarios de la noche lucentina con marca de feria, como Palko, Embrujo (Caramelo) o Balcón Rosales (Rivera). Es el suyo el reino de la noche y la madrugada, con un público joven y con ganas de divertirse.
Al otro lado, pero a pocos metros en esta feria de Mayo, comparte espacio la Calle del Infierno, poblada de chacharritos y atracciones feriales que este año han ofrecido dos "días del niño" en el inicio de la feria, con precios reducidos, y que ofrecen emociones fuertes para todas las edades. Desde el "tiovivo" de siempre a los hinchables, pasando por el barco vikingo, el tren de la escoba, la casa del terror o los coches de choque... y mucha gente en esta noche de feria.
Y luego están la tómbola, las casetas de tiro, la pesca del patito, el tiro al muñeco... la oportunidad de soñar un regalo y tentar a una suerte casi siempre esquiva.
Acaba nuestro paseo por la feria con unos churritos con chocolate. Mañana es el día de la Virgen y queremos estar en la Función Religiosa para contárselo, pero les dejamos algunas fotos de lo que hemos visto.
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