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El viernes acababa oficialmente la campaña de excavaciones en la cueva y la sima del Ángel. Un mes de trabajo en el que han participado más de 35 investigadores de diferentes países y distintas ramas: arqueología, historia, paleontología o geología, entre otras disciplinas y que ha venido a ratificar el presentimiento de los directores del proyecto, Cecilio Barroso y Daniel Botella, de que ambos yacimientos suponen una ventana abierta de par en par al estudio de los preneandhertales en la península ibérica y la evolución de los primeros homínidos en el amplio periodo que va desde el Paleolítico Inferior hasta el Cobre y el Bronce.
La mejor prueba de ese extraordinario potencial, que ya ha situado al yacimiento lucentino entre los más importantes del mundo, la constituyen los más de 800 restos extraídos en apenas quince agotadoras sesiones de trabajo, la mayoría de ellos humanos.
Los resultados sobrepasan todo loque cabía esperar, señala Daniel Botella, que recuerda que cada día hemos encontrado y signado una media de 70 hallazgos relevantes, entre ellos una decena de cráneos, y numerosísimos fragmentos de tibias, peronés, vertebras, mandíbulas y piezas dentales, que nos hablan de un poblamiento continuado de la zona durante toda la edad del cobre, hasta 4.500 años antes de Cristo, momento de emergencia de las primeras sociedades complejas organizadas y que tenemos que ligar con los asentamientos del paleolítico medio que revela la zona de la cueva exterior.
Los restos aparecen en buen estado de conservación y pertenecen a una población joven, con numerosos restos infantiles, que revelarían un elevado índice de mortalidad a edades tempranas. La abundancia de los restos encontrados en apenas 6 metros cuadrados durante este reducido espacio de tiempo arrojan dos hipótesis, la utilización de la sima como lugar al que se arrojaban los individuos muertos de la comunidad que habitó en el abrigo de la cueva, unos cuarenta metros más arriba, o la utilización de la misma como osario.
Sin embargo, la excavación acaba con la sensación general de que lo mejor está por llegar en los próximos años. Disponemos de un proyecto general de investigación para seis años, tres de excavación y otros tantos de estudio de materiales, señala Botella, que recuerda que en esta campaña, dada la tardanza de la autorización, apenas se ha podido comenzar el trabajo.
De hecho, la superficie excavada apenas supone un uno por ciento del total, y solo se han investigado los niveles sedimentológicos más superficiales, en los que han ido apareciendo sucesivamente y en orden inverso a su antiguedad restos que van desde la época árabe, a la romana y especialmente de la Edad del Bronce. Sabemos que en niveles inferiores seguiremos encontrando restos cada vez más antiguos, que nos llevarán hasta el Neolítico y el Paleolítico y revelarán un uso continuado de la zona como asentamiento humano.
Les dejamos con una galería de fotos y un vídeo, en los que puede observarse el hallazgo y extracción de dos cráneos y un femur en el breve espacio de dos horas en el que se realizó este reportaje en el interior de la cueva la pasada semana.