El discurso de toma de posesión de Antonio García Molero como hermano mayor de la cofradía de la Virgen de Araceli, en el año 1959 –lo fue hasta 1963-, precede y cicatriza El Cielo de los Fervores, el libro firmado por su nieto, Antonio Rafael García Oliveros, quien "rescata y recupera" –términos empleados en el prólogo por Francisco López Salamanca- la memoria de su abuelo, "como afortunado depositario de la misma, y como tal, responsable de transmitirla a los demás"
Escoltado, a izquierda y derecha, por sus hijos –elegidos para reproducir las directrices mollares de una cofradía, tal como plasmó su bisabuelo, Antonio Rafael García Oliveros cumplimento a los presentes en el Palacio Erisana, al final del acto de presentación de una obra benéfica: los 10 euros fijados como importe de cada ejemplar –se han editado 300- se destinan "íntegramente", como destacó David Aguilera, vicario episcopal de la Campiña, al Comedor Social "Virgen de Araceli".
Magdalena Rueda introducía las distintas intervenciones. Manuel Lara Cantizani, edil delegado de Cultura, señalaba "que los verdaderos amigos te apuñalan de frente", dirigiéndose, así, a Garci. El concejal lucentino puntualizaba que su crítica del texto era "dulce" y añadía que "personas como él hacen falta en la vida porque van de frente, personas sociales, amantes de cultura y amigos". Para terminar, resaltaba "la familia, la amistad y el fin social" como caracteres esenciales de El Cielo de los Fervores.
Araceli Campillos, al cante, y Román Carmona, a la guitarra, interpretaron un fandango de Lucena y Antonio Molina Contreras leyó el proemio elaborado por Francisco López Salamanca, ausente por enfermedad. El cronista oficial de la ciudad, y ex hermano mayor de la Real Archicofradía de María Santísima de Araceli, valoraba a Antonio García Molero por su "fe en los proyectos, carisma, capacidad de infundir valores provechosos a la labor, rectitud en la gestión, ejemplo, entusiasmo y capacidad de entusiasmar".
Finalmente, Manuel Guerrero, encargado del epílogo, comentaba que Antonio Rafael García Oliveros "ofrece una aportación valiosa para la literatura aracelitana, una construcción narrativa, que, como teselas de instantes, configuran un mosaico de devoción y sentimiento hacia la Virgen de Araceli, que no se limita a Lucena, aunque los protagonistas sean de esa ciudad, sino que se extiende desde Cabra o Montilla, hasta Valencia, Sevilla y Madrid, entre otras ciudades". La portada la ha diseñado Pepe-Luis Álvarez y las fotos corresponden al archivo personal de Antonio García Molero, la revista Araceli y a la Real Archicofradía de María Santísima de Araceli.
En los 70 capítulos y 202 páginas de El Cielo de los Fervores se suceden "breves historias relacionadas con la Virgen de Araceli". por ejemplo, el proceso para incluir a la azucena en el escudo de la ciudad de Lucena o la constitución de la hermandad aracelitana filial de Madrid, así como otras experiencias individuales y crónicas de la propia cofradía mariana.