Dos templos lucentinos aparecen a día de hoy con su entorno acordonado ante el riesgo de derrumbes. Se trata de la ermita de Dios Padre, sede de la Cofradía de la Santa Fe y la iglesia parroquial de Santiago.
En el primer caso de la ermita de Dios Padre, en la calle El Agua, han sido funcionarios de la propia Gerencia de Urbanismo quienes han detectado el riesgo de desprendimiento de algunos elementos de la cornisa del pequeño campanario del templo, por lo que se ha ordenado que se delimite con vallas la zona de posible afección de un hipotético derrumbe de la estructura y se proceda a su estudio y reparación.
En manifestaciones realizadas ayer a LucenaHoy el hermano mayor de la cofradía, Francisco Javier Martos, apuntaba que "parece que, tras lo sucedido en Santiago, el Ayuntamiento está revisando y comprobando el estado de todos los templos". Según su relato, en la ermita de Dios Padre se observaron "unos ladrillos en la parte derecha del campanario que se observan despegados", por lo que se ha procedido "al vallado, por precaución" y se está a la espera de un informe para adoptar las medidas que sea necesario adoptar. Tanto la parroquia de Santo Domingo, a la que pertenece Dios Padre, como la propia cofradía, han solicitado diversos documentos pertinentes a un gabinete técnico para conocer los trabajos que se deben acometer y el estado de conservación de del campanario.
En el segundo caso, la iglesia de Santiago, las medidas están vigentes desde que en la noche del pasado día 7 se produjese el desprendimiento de un fragmento de la cornisa de la torre campanario de la iglesia, cayendo sobre el acerado sin que hubiese que lamentar daños personales ni tampoco materiales, dado que el estacionamiento en este vial se realiza en la acera opuesta de la calle.
Aunque los bomberos lograron acceder a la estructura para comprobar los daños y sanear la zona afectada para evitar nuevos desprendimientos, la parroquia ha optado por llevar a cabo un examen más detenido del conjunto, por lo que las cintas que acordonaban la zona para limitar el paso de transeúntes han sido sustituidas por vallas, ocupando una buena parte del perímetro lateral del templo, en torno a la torre campanario.