.
Voy a defraudar a aquellos que esperen que en este artículo se corone o bien a Rajoy o bien a Rubalcaba como ganador del debate sui generis que se desarrolló en la noche de ayer lunes. Cada vez pienso con más convencimiento que en estos cara a cara nadie se alza con la victoria total puesto que son infinitos los aspectos a valorar. No acepto como indiscutiblemente válidas las encuestas que los diversos medios, o en su caso las empresas contratadas para tal fin, realizan justo al concluir el citado debate. ¿En qué se basan los ciudadanos para proclamar a uno o a otro como triunfador? Nunca lo sabremos. Además, ni Rajoy goza de una fluida oratoria ni Rubalcaba posee credibilidad alguna para dominar una contienda dialéctica.
La lucha verbal que mantuvieron Rajoy y Rubalcaba fue un entrenamiento para lo que ocurrirá los próximos cuatro años en el Congreso de los Diputados. ¿Alguien duda de que el PP va a arrasar en las elecciones con una holgada mayoría absoluta? Rubalcaba tampoco alberga incertidumbre alguna, incluso mencionó a un posible ministro de Rajoy sin todavía haber filtrado ningún miembro de su eventual equipo, y por ello preguntaba una y otra vez al candidato popular sobre sus intenciones a partir del veintiuno de noviembre. Rubalcaba evidenció que hubiera podido ser un gran periodista. Ahora bien, ellos sí consiguieron su objetivo. Rajoy se afianzó como un líder sólido para sus futuros votantes y Rubalcaba atrapó la confianza de sus militantes, algo imprescindible para el exministro de Interior con vistas a la próxima competición que arrancará en Ferraz a partir del próximo día veintiuno.
Seguramente, si un extraterrestre hubiera aterrizado en España justo antes del inicio del debate y decidió contemplar el mismo, viviría en una burbuja. Nada de corrupción política, nada del 15-M, nada de los fraudes fiscales. Maldito pacto el que firmaron socialistas y populares. Por cierto, Rubalcaba, una vez más, dejó patente su catadura moral al apropiarse de la supuesta derrota de ETA. ¿No ha repetido usted hasta la saciedad que el terrorismo no ha de introducirse en campaña?
Desde el veintidós de mayo, fecha en la que el PP venció claramente en las elecciones municipales, es incuestionable el triunfo absoluto de la formación presidida por Mariano Rajoy en los comicios generales. España vive una agonía económica que la hunde día a día. En el día de ayer, PP y PSOE revelaron sus propuestas estrellas y se desnudaron políticamente. ¿Es necesario prolongar esta angustia?
Lógicamente, las leyes electorales han de cumplirse y todavía restan doce días para que los españoles acudamos a los colegios electorales. Pero ya nada va a cambiar. La campaña ha perdido todo su sentido. Ahorremos pues. Tan solo los maltratados partidos minoritarios se juegan su futuro.
En estas últimas jornadas, el paradero del presidente Zapatero es una absoluta incógnita. Los hechos conducen a sospechar que ya es historia, pero todavía es el máximo responsable del gobierno español. Debería ganarse el sueldo.
Mención especial merece Manuel Campo Vidal, un periodista que trabaja cada cuatro años. En muchos aspectos imitamos a las distintas potencias internacionales. ¿Por qué en España no adoptamos el modelo francés o norteamericano y fabricamos un debate en el que los periodistas interpelen a los distintos candidatos a dirigir el país? El papel que ayer desempeñó Manuel Campo Vidal bien lo podría haber ejecutado una máquina programada. Fue el espejo para muchos futuros periodistas. Hasta Jordi Evolé puso en más aprietos a Rajoy y Rubalcaba. Un nuevo Gobierno para España, por favor.
Manuel González García
Twitter: M_gonzalezgcia
.
.
.