¿Y tú, para cuando?
Se te va a pasar el arroz.
Tienes una edad, que ya deberías ir pensando en tener hijos.
¿Es que no te gustan los niños? Con la alegría que dan.
No, no sé cuando me quedaré embarazada, ni tan siquiera sé si algún día eso sucederá.
Quizás sea algo que he elegido, puede que haya decidido no ser madre nunca, porque lo veo muy difícil, porque no me veo capaz de cuidar a una personita que dependerá de mí durante mucho tiempo. Quizás me sienta egoísta y sólo quiera pensar en mí y que no quiera perder mi estresante pero divertida vida, de trabajar hasta la locura sin reducción de jornada (y de sueldo), de sentirme libre e independiente, de beber cerveza hasta que todo me de vueltas, de viajar en modo low cost/mochilero, de comprarme un bolso caro sin remordimientos o de levantarme un domingo a las 3 de la tarde.
Quizás sea eso lo que haya elegido. O quizás no…
Tal vez haya querido ser madre en varias ocasiones, tal vez haya querido sentir todo lo que cuentan mis amigas, esas pataditas en la barriga, ese latir que sabes que no es el tuyo, pero que vive a través de ti, ratificar que estas creando una vida, un ser que será tuyo y amarás por y para siempre. Pero puede que no haya podido serlo o no pueda serlo nunca porque con la persona con la que deseaba ser madre me engañara y me abandonara, o porque fuéramos jóvenes y tuviéramos miedo o quizás éramos perfectos pero no encontramos el momento indicado. Puede ser que mi cuerpo no me lo permita, puede que una enfermedad no me deje quedarme embarazada o que la pareja con la que lo intenté hasta la saciedad no consiguiera dejarme embarazada.
Ser madre es algo tan personal, tan íntimo, tan importante en la vida de una mujer, que absolutamente nadie tiene derecho, ni se debería creer con el derecho de preguntar cuándo va a serlo o porqué no lo es…
Nadie a excepción de esa mujer sabe la batalla que esta librando en su interior. Tan solo ella sabe si una enfermedad trunca su sueño, si un problema de pareja ha hecho que no lo haya podido llevar a cabo, si aun no ha encontrado la persona indicada, si quiere o no cambiar su vida para siempre, si su profesión no le permite hacer un paréntesis para ese paso tan importante, o si quiere o no quiere serlo, porque simplemente sabe que posee ese derecho, el derecho a decidir lo que quiere.
No me juzgues por mi descendencia. Cada persona tiene su momento, cada mujer es única.
Valórame por quien soy, por como te hago sentir.
Porque te guste o no, no soy madre.
Por Tamara López Soria. Foto: Joaquín Ferrer López de Ahumada