Hoy que nos encadena la pereza, la cobardía, la falta de compromiso y el poco tesón para luchar por unos ideales. Hoy que olvidamos guardar un secreto –y aquí entono el mea culpa–, tomó la historia de una mujer: Mariana de Pineda.
Estos días se están celebrando en Granada distintos actos en memoria de su horrible e injusta muerte. Deseo escribir un breve y modesto artículo porque me parece justo recordarla. Recordar que su madre era de Lucena y que, además, en nuestro pueblo existe una asociación de mujeres que lleva su honroso nombre, asociación a la que yo pertenezco.
Mariana de Pineda fue ajusticiada a garrote vil el día 26 de Mayo de 1831. Tenía 26 años y el "crimen de traición" cometido fue el de el haber encontrado en su casa una bandera a medio bordar con los lemas: Igualdad, Libertad y Ley.
Al conocer la sentencia de su muerte Mariana dijo esta frase: "El recuerdo de mi suplicio hará más por nuestra causa que todas las banderas del mundo". Reflexionando sobre la historia de Mariana, en la que no voy a entrar porque para eso está Antonina Rodrigo y José Calvo Poyato, digo, que si reflexiono no puedo por menos que sobrecogerme y admirar su grandeza como mujer y como ser humano y a la vez me siento insignificante, débil... Igualmente pienso que la mayoría de las mujeres de ahora se han acomodado, no quieren protestar para que no las señalen, no quieren quedar mal con fulanito ni menganito...temen ser consideradas personas "non gratas". Si, sé que no me estoy incluyendo, pero es que sé que tengo que seguir luchando aunque, a veces mis quejas puedan molestar porque yo también deseo: "Igualdad, Libertad y Ley".