Una vez más habrá que recordar a los españoles, catalanes incluidos, que las pasadas elecciones generales no las ganó Rajoy sino que, merecida y descaradamente, las perdió el presunto lunático Zapatero (PSOE) por razones de sobra conocidas. Cada día que pasa, la profecía que amarga a don Mariano consistente en que será presidente de una sola legislatura, adquiere mayor verosimilitud. En los casi tres meses que restan para la celebración de los próximos comicios, es muy posible que se fragüe el desmoronamiento de la formación popular.
Nuestro presidente, amante de los mantras a cual más simplón, acuñó aquello de "el tiempo lo soluciona todo" de clara inspiración arriólica, pasando al multirepetido de "aún nos queda mucho por hacer" que ordenó utilizar a todos los altos dirigentes en su apariciones públicas, para desembocar en le más inane de todos ellos, concretamente "no pasa nada" pero sin dar la cara y para definir las consecuencias de las recientes elecciones catalanas. El mismo estribillo que anteriormente empleó en el caso de las europeas, andaluzas, autonómicas y municipales, en las cuales se cosecharon igualmente sendos fracasos por parte del PP.
Si en efecto se cumple el citado vaticinio y el Partido Popular pasase a la oposición por la más que posible alianza de los partidos de izquierda: PSOE, Podemos, IU, BNG, etc. El futuro de España no apuntaría precisamente a una etapa de paz y prosperidad con las consiguientes consecuencias negativas para la economía, exportaciones, empleo, inversión extranjera, etc. Aspectos en los cuales debe otorgarse a Rajoy cierto mérito con relación a los restantes países de la CEE.
La colección de bofetadas electorales recibidas a lo largo del año 2015, han logrado reducir la prepotencia y altanería de los conservadores, aunque no lo suficiente para avanzar en sus relaciones con los medios de comunicación y restantes partidos políticos. En este sentido, cabría destacar las continuas descalificaciones hacía Ciudadanos, algo torpe e incomprensible siendo la única fuerza del arco parlamentario con la que podría llegar a entenderse.
No obstante, los votantes de Ciudadanos tienen muy clara la idea de que mientras Rajoy continúe al mando del PP no existirá auténtica regeneración. A nivel personal puede ser el político más honrado del universo ,pero no pudiendo opinarse lo mismo sobre el nivel de tolerancia que ha existido en su partido con relación a la corrupción. No hace mucho, pensar en un hipotético pacto entre PSOE-Ciudadanos era inviable. Ahora y tal como está evolucionando el mentidero político español, si cabria el alcanzar acuerdos entre ambos partidos y de paso darle la patada a Podemos.
En otro orden de cosas y por mucho que se prodiguen el Jefe del Ejecutivo, la secretaria general, Cospedal García y el lacrimoso portavoz parlamentario en resultar la nula repercusión que tendrán las recientes elecciones catalanas sobre las generales, nadie se lo cree y cuanto más insisten peor. Precisamente están siendo muchos los dirigentes políticos, periodistas y comentaristas los que discrepan por considerar que influirán y mucho por el gran desgaste que ha supuesto las citadas autonómicas (plebiscitarias) para algunos partidos. Las urnas son tozudas y si no que se lo pregunten a Pablo Iglesias (Podemos), Pedro Sánchez (PSOE) e incluso a Rajoy (PP).
Está más que demostrado que el Presidente del Gobierno es un mal perdedor y el no reconocerlo le está suponiendo perder credibilidad y prestigio credibilidad y prestigio, lo que pone de manifiesto su ausencia de liderazgo .El no asumir, por ejemplo, que el gran vendedor de la última confrontación electoral ha sido Alberto Rivera (Ciudadanos), tras haber triplicado sus votos es todo un despropósito. Es muy posible además que a lo largo de la próxima campaña electoral aparezcan nuevos y presuntos escándalos que impliquen a miembros del PP para impedir su dudosa victoria en diciembre, a pesar de la mediocridad de los líderes de la oposición con la excepción de Ciudadanos.
Cada vez son más los jóvenes y no tan jóvenes que cuando reflexionan sobre el futuro de España, ya no incluyen a políticos del perfil de Rajoy o Mas. Ambos, aunque por distintos motivos, tiempo ha que están sobrando, si bien todo parece indicar que en política, la ambición no respeta edades ni limitaciones lo cual es un error mayúsculo. Debería ceder sus puestos y no esperar a que les den la metafórica patada. Por mucho que les duela es obvio que ninguno de los dos forman parte de ese colectivo de hombres que Bertolt Brecht considera como "imprescindibles".