'La urgencia del hospital'

15 de Octubre de 2012
'La urgencia del hospital'
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MANUEL GONZÁLEZ @m_gonzalezgcia
 
La globalización y la profusión de la tecnología han impelido a la sociedad actual hacia un indolente automatismo y al abandono de las costumbres más definitorias y beneficiosas para el conjunto de las personas. El regreso a estas actitudes en puntuales períodos de la vida es indispensable y reconfortante, y con frecuencia los centros hospitalarios son un lugar apropiado para ello. El trato humano domina cualquier instante de la estancia en un sanatorio. El consuelo y el ánimo de un familiar; la sonrisa de un amigo; la comprensión y la tranquilidad que insuflan al paciente los médicos, enfermeros, auxiliares de clínica o celadores; esa relación que se entabla con el compañero de habitación alimentada de humanidad, cercanía, respeto y amabilidad; la entrega desinteresada del dulce que sobra en el desayuno o la preocupación por el sufrimiento ajeno.
 
Alejados de las redes sociales que distorsionan y promueven relaciones superficiales, los individuos que permanecen en un hospital son reconocidos por lo que encierra su interior, sin un escudo protector y en la inclinación más digna y transparente del ser humano. No cobran relevancia por las fotos retocadas que comparten en Facebook, las frases precocinadas con las que decoran Twitter o las conversaciones frívolas que se propagan por Whatsapp. Ese buenos días que preservan los más adultos –guardianes de los modales más excelsos-, y que se ha disipado desde que el teléfono móvil es un apéndice de cada viandant,e vuelve entre las paredes blancas y las batas verdes y azules. Los hospitales se han consolidado como un reducto donde no solo se recupera la salud, en los casos favorables, sino también la sensibilidad y la solidaridad. Los estados de padecimiento requieren la comunicación más profunda posible y los intermediarios electrónicos merman este propósito.
 
 
La Sanidad Pública es algo más que un invento para el progreso físico, es un estilo de conducta para una civilización. Entretanto, el Partido Popular antepone la hipertrofia autonómica al amparo de este servicio. El PSOE la manipula para aprehender votos y la recorta a escondidas. Los españoles la hemos maltratado con un uso desproporcionado, sin mesura y estrujándola al absorber la peligrosa idea de que no acarrea un desembolso pecuniario directo. Y, por cierto, es innecesario un hospital en Lucena. Más conveniente es la simbiosis de los pobladores de la Subbética para proteger y reforzar el Infanta Margarita egabrense.

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