Hago un descanso en mis artículos dedicados a Francisco Hurtado Izquierdo (falta un último que se publicará, D. M., en mayo), porque estamos en Cuaresma y no quiero faltar a mi artículo semanasantero en Lucenahoy.
Puesto que en este 2019 se celebran los 250 años (en 1769) de la llegada de la Pollinita, del Cristo concretamente, a Lucena, por lo que hemos de felicitarnos y a la Archicofradía del Carmen la primera; hay que recordar que estamos ante el segundo escultórico más antiguo de Andalucía de la Entrada en Jerusalén, el tercero de España, detrás del de Valladolid y del de Sevilla; su importancia radica no solamente en lo artístico sino también en lo iconográfico, como una de las escasas representaciones de la Entrada en Jerusalén anteriores al siglo XX en el ámbito procesional.
Poco habituales en la Pasión de otras localidades, aunque estamos acostumbrados aquí, son la Alegoría de la Fe (Santa Fe), el Lavatorio y Jesús recogiendo sus vestiduras tras la flagelación (Cristo de la Humillación). De estos pasos, destaca el primero, la Santa Fe, al ser casi la única representación de la Fe que procesiona en Andalucía (la otra está en el misterio del Sagrado Decreto de Sevilla).
Otras curiosidades: en Lucena poseemos la imagen del Señor de la Santa Cena más antigua de Andalucía y la segunda en España creada para ser procesionada: su autor fue Cristóbal de Ramos alrededor de 1715. Formó parte de la extinta Archicofradía de Pasión y está en un oratorio particular. En otro oratorio particular, y que también perteneció a la Archicofradía de la Pasión, se halla un conjunto curiosísimo: el Despedimiento (recoge el momento en el que Cristo se despide de su madre antes de la Pasión), una iconografía muy extraña que existieron en Sevilla y en Málaga, pero que en su totalidad solamente se conserva en Lucena, que realizó en el siglo XIX Andrés Cordón (en Sevilla solamente se conserva la Virgen y en Málaga, el Cristo); los que se procesionan actualmente en otras localidades son todos del siglo XX y XXI (Zamora, Garchico o Cartagena) y en Lucena se conserva el del XIX y, por consiguiente, el más antiguo de España.
Todo lo anterior no es sino una pequeña muestra de la fascinante calidad y originalidad de la representación artística de la Pasión de Cristo, de cómo Lucena la ha manifestado y la manifiesta en la Semana Santa.
Manuel Guerrero Cabrera