Según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua, la Ideología es el conjunto de ideas fundamentales que caracteriza el pensamiento de una persona, colectividad, movimiento cultural, religioso o político.
Dice igualmente que la demoscopia es el estudio de las opiniones, aficiones y comportamientos humanos mediante la utilización de sondeos de opinión.
Y por último con referencia a las veletas señala en una de sus acepciones como veletas a aquellas personas inconstantes y mudables.
Viene todo esto a cuento porque describe con exactitud como un partido político que puede definirse como "marxista" a lo Groucho Marx –estos son mis principios pero si no le gustan tengo tantos como sean necesarios– gira cual veleta ideológica según sople el viento demoscópico.
Por lo general los dirigentes de los diferentes partidos políticos suelen, a partir de una determinada ideología, convertirse en profesionales de la política. Es algo habitual que vemos en todos los partidos, a partir de la defensa de unas ideas se pasa a convertirse en profesional de la defensa de esas ideas. Lo que no es tan corriente es que determinados profesionales de la política, carentes por completo de ideología, funden un partido no para defender unas ideas, que por otra parte no tienen, sino para seguir en política y hacer de ella su modus vivendi sin importar cuales de esas ideas son las que pueden facilitar acceder a los puestos que permiten vivir de la política.
Eso explica su constante mudar político pues como buenos "marxistas", a lo Groucho, tienen tantas ideologías como sea necesario para adaptarse a los vientos demoscópicos, pasando por el espectro ideológico según sea la dirección de ese viento pues aunque utilizan un lenguaje grandilocuente de servicio, patriotismo, interés general y demás artefactos semánticos al uso en la política, la verdad simple y llana, fácilmente comprobable pues ahí está la hemeroteca, es que lo único que persiguen es su medre personal ya que esos dirigentes han pasado con anterioridad por otros partidos políticos donde, por las razones que fueren, no consiguieron el acomodo que les hubiese permitido vivir de la política.
Siempre habrá poderosos intereses económicos dispuestos a utilizar a estos profesionales para la defensa y mantenimiento de su status social, económico y político pues es evidente que sin estos padrinos y a partir de la nada no es posible montar todo un partido político dado los dispendios económicos necesarios para ello y la falta de base ideológica que pueda sumar militancia y aportar recursos para tal fin.
Así, vemos como hay una interesante relación entre la elite social y económica, la ideología (o más bien su ausencia), la demoscopia y las veletas que da por resultado un partido político capaz de decir y hacer una cosa y su contraria sin que a sus dirigentes les mude en los más mínimo el gesto o el discurso, aunque evidentemente sí les muda lo que ellos dicen en cada momento, que es su ideología.
Juan M. Roldán