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El pasado 26 de julio supimos, para sorpresa de muchos, que Ángela Bachiller, una joven vallisoletana de 30 años, se convertía en la primera concejala con síndrome de Down.
Tras llevar dos años y medio trabajando en el Ayuntamiento de Valladolid como administrativa, este lunes juró su cargo.
Así, Bachiller trabaja como administrativo en la concejalía de Bienestar Social de este ayuntamiento y su labor es la cotidiana de cualquier trabajador, algo que, cuanto menos, resulta sorprendente.
Muchas personas, al leer esta noticia, dudarán de su capacidad para este cargo, cosa lógica si advertimos que casi nadie se preocupa por saber o comprender la verdadera realidad de este colectivo; otras, se alegrarán y, otras muchas, se preguntarán:
- ¿esta persona está realmente preparada para ejercer sus funciones?
- ¿su discapacidad mental no es un impedimento para su relación con el resto de los compañeros?
- ¿realmente los ciudadanos podemos confiar en el buen hacer de esta mujer a pesar de no estar dentro del grupo de personas "normales"?
- ¿su discapacidad mental no es un impedimento para su relación con el resto de los compañeros?
- ¿realmente los ciudadanos podemos confiar en el buen hacer de esta mujer a pesar de no estar dentro del grupo de personas "normales"?
Según mi experiencia y conocimiento, y sin ser demagoga (cierto es que hay personas con más dificultad que otras para desempeñar ciertos cargos), su capacidad y preparación es lo suficiente buena para desempeñar esta labor.
Dicho esto, es una gran noticia que Ángela forme parte de la corporación municipal de esta gran ciudad; ahora estará presente y su opinión se tendrá en cuenta a la hora de decidir cualquier asunto que afecte a sus conciudadanos, peleando desde su posición para que mujeres y hombres en sus mismas condiciones sean merecedores de ocupar un sitio como el suyo.
En los tiempos en los que estamos, donde tanto se lucha y tanto se consigue en materia de discapacidad, rompemos barreras arquitectónicas continuamente, vociferamos la inclusión de este colectivo en la normalidad de la vida diaria, peleamos porque sus derechos se equiparen a los de los demás..., pero la triste realidad es que ni la ley electoral ampara a este grupo de personas para su plena integración en la vida política de nuestro país, ya que, en muchos casos, se les niega incluso el derecho a votar, a pesar de las continuas batallas legales para ejercerlo.
En el Ayuntamiento de Lucena no existe ningún edil en estas condiciones, aunque sería imprescindible, pues su presencia reforzaría el papel de este grupo. No obstante, lo que hay en nuestra ciudad son muchas asociaciones que fomentan la integración y normalización de personas con necesidades especiales, las cuales con su trabajo nos hacen partícipes a todos los ciudadanos de sus proyectos, avances y logros.
Esto, a su vez, es algo que nos implica en la vida diaria de cualquier discapacitado y que nos hace comprender que son como cualquiera de nosotros, aunque necesiten más tiempo para alcanzar las metas que se proponen. Pero, como sabemos, no importa llegar primero o al final, sino que lo que importa es alcanzar el objetivo.
Toda esta reflexión debe de hacernos recapacitar y pensar que, con el paso del tiempo, todos los que conforman partidos políticos deberían aprender del Ayuntamiento de Valladolid, incluyendo en sus listas personas con discapacidad, apostar por sus valores y hacer ver a toda la ciudadanía que son tan válidos y capacitados como cualquiera.
Así pues, la incorporación de Bachiller a este cargo es un gesto de normalidad y reconocimiento a la llegada de personas con dificultad a la participación política de nuestra sociedad.
Todos felicitamos el hecho que se hizo efectivo el pasado lunes 29 de julio en un pleno extraordinario, deseando que no se quede en un ejemplo, sino que en las próximas elecciones se repita, que todos los partidos políticos apuesten por personas como esta y que los votantes pongamos nuestra confianza en su buen hacer junto con el resto que conformen las listas electorales.
Con todo, hay que animar plenamente la integración de las personas discapacitadas en nuestra sociedad, y este caso concreto ha supuesto un paso tan ingente como asombroso, y más si se da dentro de un mundo tan apasionante como es el de la política.
Araceli Moreno López
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