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Parece ser que según el Ministro del Interior, Don Jorge Fernández Díaz, la pervivencia de la especie humana está en peligro a causa de los matrimonios homosexuales, dado que dichos matrimonios no están orientados a la procreación, según se desprende de sus palabras con relación a la protección jurídica que tales matrimonios poseen.
Tal vez nuestro Ministro del Interior no haya leído el ensayo Sobre el principio de la población, publicado en 1803 por Thomas Robert Malthus, ya que solo esa carencia permite justificar su ignorancia sobre las causas que influyen decisivamente en la pervivencia de la especie.
Lo que ciertamente no ignora, y debería ser igualmente objeto de su critica si de verdad estuviese preocupado, en esa línea, por la pervivencia de la especie, es la nula aportación del celibato a esa pervivencia, practica obligatoria para todos aquellos religiosos de obediencia católica.
En cualquier caso tampoco la garantiza el matrimonio, ni heterosexual ni de ninguna otra especie, ya que afortunadamente, los modernos medios anticonceptivos permiten desligar el sexo de la reproducción, siendo por otra parte posible, por medio de la medicina actual, la reproducción sin la intervención del sexo.
No hay duda alguna, que Don Jorge Fernández Díaz, en tanto en cuanto ciudadano de este país, tiene perfecto derecho, en base a sus creencias religiosas, a mantener dicha opinión por infundada que esta sea. Ahora bien, el Ministro del Interior, en tanto en cuanto servidor público destacado, debe asumir sin más la legislación vigente, que ampara la igualdad de derechos de los matrimonios con independencia de cual sea el sexo de los contrayentes, legislación avalada por el Tribunal Constitucional, tanto si está de acuerdo con ella como si no, y en cualquier caso si dicha circunstancia repele su conciencia siempre puede abandonar el cargo publico que detenta y, desde su condición de simple ciudadano, mantener libremente la opinión que al respecto le dicte su creencia religiosa, este o no en concordancia con la ley positiva.
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Juan Manuel Roldán
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