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El canto de las Sirenas era, en la mitología griega, un hermoso e irresistible canto que llevaba a los marineros que lo escuchaban, mientras atravesaban el estrecho de Mesina, indefectiblemente al naufragio.
En el poema épico Greco Latino La Odisea, Homero relata como Ulises (Odiseo) después de ordenar taponar con cera los oídos de los marineros de su bajel, resiste, atado al mástil del mismo, el canto de las Sirenas, salvándose el mismo y a su tripulación del fatal destino que le aguardaba.
En la actualidad la expresión canto de sirenas se utiliza para señalar un discurso elaborado con palabras agradables y convincentes, pero que esconden alguna seducción o engaño.
No otra cosa pues que canto de sirenas puede considerarse que es, ha sido, y previsiblemente seguirá siendo, el discurso político del partido de la gaviota. Cualquiera que revise las hemerotecas, videotecas o fonotecas podrá volver a leer, ver o escuchar el dulce canto de las promesas electorales de Partido Popular.
Cierto y verdad es que el gobierno socialista desilusionó a gran parte de sus electores que, ante esa desilusión, cambiaron el sentido de su voto hacia partidos más a la izquierda o bien se quedaron en casa engrosando las ya abultadas filas de la abstención electoral.
No menos cierto es también que las falanges electorales de la derecha, prietas las filas, firme el ademán e inasequibles al desaliento, acudieron en formación de orden cerrado a su cita con las urnas.
No obstante gran cantidad de ciudadanos acudieron a las urnas seducidos por el canto de sirenas que Rajoy y compañía, trasmutados en metafóricas sirenas, hicieron llegar mediante sus potentes altavoces mediáticos a todos los ciudadanos.
Hoy, a mitad de legislatura, esos ciudadanos ya están experimentando, en carne propia, lo dulce que suena el canto de sirenas y el desastre que aguarda al que lo escucha, pues los modernos Escila y Caribdis esperan, como en La Odisea, para arrastrar al desastre a todo aquel seducido por el canto de las promesas electorales de la derecha.
Recorte de derechos civiles, sanidad y enseñanza para quien pueda pagarla, jubilaciones de miseria, bajada generalizada de sueldos, aumento de las desigualdades sociales, la mentira sistemática como instrumento político, uso torticero del lenguaje y un etc. tan largo como se quiera.
Esa es la verdadera canción del PP. Un canto de sirenas que arrastra, en beneficio de unos pocos, al desastre social y económico a la mayoría, haciendo retroceder socialmente a este país a tiempos en los que se gobernaba por la gracia de Dios.
Tal vez aun se este a tiempo de salvar al país de convertirse en la China Europea, con grandes privilegios económicos para algunos a costa de salarios de hambre para el resto, pero para eso habrá que hacer, al igual que Ulises, oídos sordos a las canciones electorales del PP.
Juan M. Roldán