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A finales del 2010, la OCDE presentó el Informe PISA realizado el año anterior. Este estudio calibra trienalmente el rendimiento de los estudiantes de la mayoría de los países desarrollados. Como de costumbre, España se descolgó hasta la zona baja. En este caso ocupó el lugar veintiséis en una clasificación que acogió a treinta y cuatro países. Por ejemplo, en lo referente a la compresión lectora, eje central de este análisis, los alumnos de nuestro país, al finalizar el tramo de la secundaria, obtuvieron cuatrocientos ochenta y un puntos, once menos que la media del club de los países ricos.
Aparte de estos preocupantes datos, la composición de diecisiete sistemas educativos diferentes dentro de España, la excesiva especialización de los alumnos desde edades muy tempranas, la extendida falta de interés de estos, la pérdida de autoridad de los maestros y profesores, la creación y estructuración de las universidades atendiendo a afinidades políticas en lugar de a criterios educativos y la disminución de la exigencia para aprobar las diferentes materias han convertido a los jóvenes españoles en ciudadanos muy poco competitivos en este universo globalizado. Es insostenible que un licenciado en Matemáticas no sepa estructurar una oración simple las faltas de ortografía son ya una causa perdida-, que un lingüista no alcance a resolver una raíz cuadrada o que un estudiante no se lea un libro a no ser que contenga los conocimientos necesarios para aprobar una asignatura.
El deterioro de la Educación española era y es alarmante y progresivo, pero ninguna asociación de profesores, ni de padres de alumnos el sustantivo padres incluye a padres y madres- ni de sindicatos levantaron la voz ni aportaron ninguna solución ante este hecho, que es uno de los principales motivos del caos económico actual. Una educación eficiente hubiera estructurado un país más potente y, como consecuencia, políticos mejor formados y una población con mayor capacidad para exigir.
Ahora, los profesores y maestros sufrirán un recorte en su sueldo, aumentará la ratio y tendrán que trabajar dos horas más a la semana. Naturalmente, esta decisión del Gobierno no es la solución, aunque tampoco es el problema primordial. La repulsa de una parte del colectivo de la enseñanza a los recortes del PP es comprensible, pero cuando la Educación en España se hundía y la preparación de los estudiantes bajaba a velocidad de vértigo, ¿dónde estaban los maestros?
Manuel González García
Twitter: m_gonzalezgcia
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