El hecho de que más de 9 millones de personas, cada una de las dos noches, siguieran los debates en televisión, demuestra que a la sociedad le interesa como se muestran y que ofrecen aquellos que piensan gobernarnos.
A los candidatos hay que reconocerles el esfuerzo, sobre todo emocional, que supone enfrentarse dos días seguidos ante un electorado que les va a juzgar y con el miedo de fallar. Sabemos que la puesta en escena cuenta mucho a la hora de intentar convencer a los electores para les demos nuestra confianza, y debemos tolerarles que utilicen aquellas armas, que dentro de una corrección y juego limpio, estimen conveniente esgrimir. Claro, nadie puede evitar después diferenciar lo que ha sido una sobreactuación de una actuación acorde con la situación, y lo que es un debate vivo de ideas con la incorrección.
El Sr. Iglesias ha aprendido que para asaltar los cielos tiene que asentar bien los pies en el suelo y en palabras de Iñaki Gabilondo, "añadió al poderío argumental de siempre un punto de madurez muy notable que le agrega respetabilidad…". "Ha sido el triunfador con actitud de hombre de Estado,…"
El Sr. Rivera, que a veces muestra cierta talla política, hizo una puesta en escena que no le beneficia en nada, creo que rozó la impertinencia y mala educación, con interrupciones continuas, invadiendo el espacio del Sr. Sánchez y acusándole de no haber leído su propia tesis doctoral. El Sr. Rivera, debería de saber que una tesis doctoral hay que defenderla ante un tribunal y como es natural nadie se somete a este trámite sin haberse preparado para el evento. Quizás influenciado por su compañero de filas, el actor Toni Cantó, realizó una función teatral utilizando gran variedad de recursos, pero en palabras del Sr. Aznar, "para ser presidente no hacen falta efectos especiales". Me llamó la atención la escena sobre el niño Antonio con cartel incluido para dramatizar sobre la necesidad de eliminar el impuesto de sucesiones. El padre de Antonio falleció en 2010 dejando una herencia de 1,071 millones de euros, según un documento difundido en redes por la plataforma Stop Sucesiones. Una parte le correspondió al niño, unos 296.000 euros, y el resto fue a parar a los dos hijos que el fallecido tenía con su anterior esposa. La hacienda andaluza reclamó 31.000 euros al niño en concepto de impuestos que al no pagarlos a tiempo, los intereses de demora han aumentado la deuda y ahora asciende a 60.000 euros. Pero ¿por qué no podían pagar lo que corresponde de impuestos, evitando además intereses de demora, a pesar de haber recibido una sustanciosa herencia? Porque estos bienes, que incluyen una casa y una nave, no han sido repartidos entre los herederos, y por lo tanto no se pueden capitalizar. El motivo es que los interesados han decidido no ir al notario a elevar a escritura pública ni registrar esta herencia. Antonio vive con su madre cobrando ambos una pensión de orfandad y viudedad respectivamente y tampoco les les permite hacer frete al pago de la deuda.
Si la justicia es "Aquello que debe hacerse según derecho o razón"; creo que lo razonable sería buscar la fórmula para que Antonio pueda pagar los impuestos que le corresponden y recibir la herencia restante. Lo que no vale, es esgrimir un caso muy particular para justificar la eliminación de un impuesto que generalmente pagan los que más tienen y contribuye a reducir las desigualdades y a mejorar la vida de las personas.
Para hablar del impuesto de sucesiones, el Consejo General de Economistas de España ha recopilado los datos de renuncias a herencias, que en determinados ámbitos se relaciona con un impuesto de sucesiones demasiado alto. A su juicio, se trata de una idea falsa. Por su experiencia como asesores, consideran que los motivos para la renuncia son, sobre todo, la cantidad de herencias que vienen con más deudas que bienes y derechos asociados. También puede tener que ver el hecho de que sea el propio sucesor el endeudado y no quiera que los acreedores se la lleven. Un tercer motivo que han citado es la planificación, que por ejemplo un hijo renuncie a la herencia para que llegue a sus hijos, es decir, los nietos, lo que conlleva más reducciones. Por otro lado este mismo organismo advierte que eliminar el impuesto sobre sucesiones y donaciones, el impuesto sobre el patrimonio y el de transmisiones patrimoniales y actos jurídicos documentados, supondría dejar de recaudar 5.500 millones de euros y se han preguntado cómo lo compensarán los partidos (PP y Ciudadanos) que piensan llevar a cabo estas medidas si llegan al gobierno. Desde la derecha "constitucionalista" nos presentan al niño Antonio para justificar su decisión de eliminar impuestos que pagan los que más tienen y desde la izquierda se esgrime el cumplimiento del artículo 31 de la Constitución ("Todos contribuirán al sostenimiento de los gastos públicos de acuerdo con su capacidad económica mediante un sistema tributario justo inspirado en los principios de igualdad y progresividad que, en ningún caso, tendrá alcance confiscatorio") para mirar a los 2,2 millones de niños que hoy están en riesgo de pobreza.