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SERGIO RODRÍGUEZ
Si alguno de vosotros, lectores, anduvisteis por las calles de Córdoba presenciando el recorrido de la Media Maratón el pasado domingo o participasteis en ella, posiblemente al cruzaros con los dos participantes que disputaban la prueba equipados con sendos bastones andando a paso ligero os preguntaríais ¿Quiénes son? ¿Por qué no realizaban el recorrido como el resto de los participantes?
Esos dos participantes, Antonio García Villa (Lucena) y Andrés Hidalgo (Logroño), recorrieron los diez últimos kilómetros de la prueba, como deportistas invitados por la organización en la denominada modalidad 'Nordic Walking'. Andrés lleva varios años practicando este deporte y en las últimas ediciones ha conseguido que la organización incluya un juez de salida en el kilómetro 11 para que los practicantes de esta disciplina puedan realizarla paralelamente a la media maratón. Una vez Pablo López, vencedor de la Media, sobrepasó éste punto, el juez de salida dio el pistoletazo de salida para estos dos intrépidos atletas, practicantes de una disciplina tan desconocida como atractiva, tan beneficiosa como sencilla.
Las reglas de este deporte son sencillas: siempre se ha de mantener en el suelo un pie y un bastón. A partir de ahí, solo se requiere andar y más andar. Esta disciplina, aún no muy extendida en España, cuenta con miles de adeptos en países nórdicos y en nuestro país, ya cuenta con varias asociaciones y clubes que la practican. La Escuela Española de Nordic Walking ya cuenta con delegaciones en la mayoría de autonomías españolas, incluida Andalucía en la localidad onubense de Santa Ana la Real, y ya trabaja en la difusión de este deporte.
Los orígenes de este deporte se remontan a la década de los 30, cuando la los esquiadores de fondo empezaron en época de ausencia de nieve a practicar la "marcha con bastones" o "caminata con bastones", con la finalidad de mejorar la condición física de la manera más parecida al deporte que practicaban y después comenzar los entrenamientos invernales con mayor intensidad.
La similitud con el simple ejercicio de caminar, que tanta gente practica en sus ciudades día tras día es evidente, sin embargo, la marcha nórdica tiene algunas ventajas respecto a la primera: ejercita el 90% de los músculos del cuerpo, frente al 60% de la marcha normal; incrementa en un 45% el consumo de calorías, ayudando a la pérdida de peso; reduce el impacto sobre las articulaciones, un problema muy común entre practicantes de footing; fortalece los músculos que trabajan la postura y la estabilidad de la columna vertebral y, por último ayuda a controlar los niveles de colesterol, la presión sanguínea y los dolores de espalda.
Estas ventajas se vienen corroborando en la última década en diversos congresos de medicina deportiva y fisioterapia, donde esta práctica deportiva ha sido catalogada de muy equilibrada y altamente beneficiosa para la salud y el bienestar físico.
Existen tres niveles de práctica de este deporte: Salud, que es el nivel menos exigente y es el usado para mantener la forma y la salud; Fitness, un nivel un poco más avanzado, más exigente físicamente y, por último, el nivel Competición, ya para personas muy avanzadas tanto en técnica como en forma que compiten en las diversas pruebas que, con cada vez más frecuencia, se realizan en España y en el resto del mundo. Según el nivel y la altura del practicante, variará la altura de los bastones usados para el apoyo.
El rápido crecimiento de esta modalidad está reclutando cada vez más a más adeptos alrededor del mundo y también en España. Es muy fácil iniciarse, tan solo se necesitan dos bastones y empezar a depurar la técnica. Existen varios clubes y competiciones en esta modalidad y se pueden encontrar fácilmente por internet a través de la Escuela Española de Nordic Walking.
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