El Lucena Club de Fútbol, golpeado por unos y preterido por muchos, se desploma. El entrenador Rafael Carrillo y los jugadores que conforman la plantilla decidieron en la noche de este martes renunciar a una ilusión que asumen como insostenible y marcharse del equipo. De esta forma, y por segunda vez en la temporada vigente, el club experimenta la salida masiva del cuerpo técnico y de los futbolistas por lo que la continuidad en la competición se considera utópica.
Falete y sus discípulos compartieron una cena en Córdoba y, seguidamente, analizaron las inexistentes perspectivas de futuro, la insoportable realidad y se expusieron distintos puntos de vista. Aunque en un principio los futbolistas pretendían seguir resistiendo en una entidad sin recursos, la decisión irrevocable del preparador –al que se han aferrado en estas catorce jornadas como insustituible protector y padrino- y las inaguantables condiciones que se presagian para el porvenir, la determinación se adoptó de forma unánime. En los próximos días, todos ellos –incluido el adiestrador- requerirán los documentos precisos a fin de consumar la desvinculación contractual.
Con anterioridad a la mencionada reunión, Rafael Carrillo contactó telefónicamente con Eduardo Bouzón, presidente del Lucena, y le anticipó su posición. El dirigente madrileño únicamente le comunicó que Juan Ramón Osuna, su último subterfugio para prolongar la agonía y desvirtuar el contexto, estaban iniciando gestiones a fin de conseguir inversores o patrocinadores. No obstante, se descartaba cualquier medida urgente y efectiva.
La imposibilidad de incorporar nuevos efectivos por la deuda de 7.000 euros que se mantiene con la Federación Andaluza de Fútbol es una de las causas básicas de la resolución del plantel azulón. Aparte de este déficit que bloquea el presente del Lucena, los más de 300.000 euros que exige la Seguridad Social, los impagos pendientes con antiguos empleados y profesionales, las reclamaciones económicas de proveedores y los inagotables embargos judiciales ennegrecen el porvenir de una institución deportiva con 47 años de historia.
Penúltimo en la clasificación y a 9 puntos de la zona de permanencia en el grupo X de Tercera División, el partido del pasado domingo frente al Coria, en el que los futbolistas exhibieron una demostración memorable de honor y dignidad, tal vez se recuerde como el último encuentro de la escuadra lucentinista. Por todo ello, y probablemente más que nunca, la desaparición del Lucena se contempla como factible y la celebración del duelo contra el Guadalcacín, primero de la segunda vuelta y fijado para el miércoles 30 de diciembre, a las 20:30 horas, carece de verosimilitud.