A todo el mundo le gusta verse más atractivo. Por diferentes cuestiones cada vez cuidamos más de nuestra apariencia física. Y entre las operaciones estéticas que se están popularizando más hay una que encandila también incluso a los personajes más famosos: la blefaroplastia o lo que es lo mismo, cirugía de párpados.
Por ello, una blefaroplastia en Madrid y en general en cualquier otra gran ciudad está entre las intervenciones más comunes. Concretamente ocupa el tercer lugar, por detrás del aumento de pecho y la liposucción.
Si algo han demostrado las operaciones estéticas es que contribuyen a mejorar la autoestima de las personas que se hacen algún retoque buscando ocultar así algún tipo de complejo que arrastran desde hace años. Eso sí, cambiando sólo lo realmente necesario y con cuidado de no entrar en una espiral de obsesión por la cirugía estética.
¿En qué consiste la blefaroplastia?
Esta intervención tiene por objetivo reparar el efecto de los párpados superiores caídos, eliminando el exceso de piel, músculo y grasa que se acumula en la zona inferior de los ojos y que transmiten una sensación de envejecimiento en las personas. Porque de hecho los párpados caídos son una consecuencia inevitable de la edad.
La operación no es especialmente aparatosa y tras la intervención podrás marcharte a casa a pasar el postoperatorio. Naturalmente habrá una pequeña inflamación, hematomas, sensibilidad a la luz y algunas molestias como es natural tras una operación quirúrgica.
Ponerse en buenas manos
Como en cualquier asunto de la salud, hay que informarse muy bien a través de un profesional de a qué nos enfrentamos y dejarnos aconsejar sobre lo que es conveniente o no.
El cirujano realiza incisiones en los pliegues naturales para eliminar el exceso de piel. No hay que temer porque esas incisiones se cierran con pequeñas suturas que en poco tiempo desaparecen sin dejar cicatriz.
Para que el resultado sea el deseado, como siempre que se invierte en algo tan valioso como es la estética del cuerpo propio, no hay que tacañear y hay que ponerse en manos de buenos profesionales, con sobrada acreditación y experiencia. Cuando nos decidimos a dar un paso así, no hay que escatimar.
Además en la época actual hay que estar especialmente atento a la pulcritud de las clínicas de cirugía estética, que han tenido que renovar sus protocolos de sanidad para garantizar a sus clientes que se toman las medidas de higiene necesarias.
Fines estéticos y terapéuticos
La piel envejece y su tejido deja huella del paso de los años. Es un proceso natural que afortunadamente tiene solución estética. Un remedio que además tiene un efecto terapeútico, porque las personas de alrededor de 50 o 60 años que se someten a esta intervención notan enseguida como se rejuvenece su mirada y el conjunto de su rostro. Los ojos son un reflejo del espíritu de las personas y una mirada rejuvenecida manifiesta a la vez un rejuvenecimiento de espíritu y un fortalecimiento de la autoestima.
En ocasiones esa caída del párpado superior ha llegado a convertirse incluso en un obstáculo que reduce la calidad de la visión, creando fatiga ocular, dolor de cabeza o malestar general. También por estas razones y no sólo por cuestiones estéticas es necesario corregir estos problemas para que no causen secuelas.
El resultado final se ve con mayor exactitud pasadas unas semanas. Se trata de un resultado definitivo y duradero, y los pacientes que se han sometido a una blefaroplastia aseguran que no se arrepienten de haber pasado por el quirófano.