Luis Huertas, manijero del Medinaceli: "No puede ser que por culpa de unos pocos se manche el nombre del santero"

25 de Febrero de 2014
Luis Huertas, manijero del Medinaceli: "No puede ser que por culpa de unos pocos se manche el nombre del santero"

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Es su pasión. No un trivial entretenimiento. Luis Huertas López, manijero de Nuestro Padre Jesús Cautivo de Medinaceli, ampara la honorabilidad y el decoro de la santería. Con 20 años, encara el Lunes Santo con ilusión y nerviosismo, aunque pondera formidablemente el respaldo de sus dos porillas: su padre, de nombre homónimo, y su tío, Manolo Huertas. Defiende, cargado de convencimiento, que este hábito semanasantero de Lucena posee algo que único, la amistad que se proyecta en una cuadrilla y exterioriza optimismo ante el acoplamiento de la juventud en esta tradición lucentina.
 
-¿Qué es lo que más le ilusiona del próximo Lunes Santo?
La manijería que tengo por delante. Cuando eres manijero, en los momentos que estás solo, la cabeza se te va al día señalado, en este caso, el Lunes Santo. Sobre todo, cómo será el paso, la gente que habrá alrededor de la cuadrilla, etcétera.
 
-¿Qué criterios siguió para confeccionar tu cuadrilla?
La amistad y, sobre todo, que fueran personas santeras. Llevo amigos de toda la vida y gente conocida. Siempre me fijo mucho en el comportamiento que tiene un santero en las juntas. A todos los santeros que he aviado, sabía cómo iban a proceder en las juntas. No he aviado a nadie sin saber de él. En definitiva, santeros que les gusta esta tradición e intentando siempre subrayar la devoción y crear amistad. Aunque avié a algunos santeros con los que no tenía una relación de amistad, me había informado de cómo eran.
 
-¿Cómo afronta un santero joven una manijería?
Con mucha ilusión, muchas ganas y un poco de nerviosismo por cómo saldrán las cosas. No obstante, tengo la suerte de tener a dos porrillas con bastante experiencia, mi padre, Luis Huertas, y mi tío, Manolo Huertas. Además, habrá amigos que también nos ayudarán. En la cuadrilla hay una mezcla de gente joven y otras personas con más santerías, aunque ninguna supera los treinta años.
 
-¿Qué paso pretende imprimirle a Nuestro Padre Jesús Cautivo de Medinaceli?
El paso del Medinaceli siempre ha sido complicado. Se ha intentado botarlo un poco en algunas ocasiones. Yo lo que quiero es que el Cristo vaya andando porque, tal vez, estaría más bonito yendo respirao de la trasera, pero al ser un recorrido tan largo y pesar muchísimo, hay que valorarlo todo porque los santeros no somos máquinas y el cansancio se notará. Por todo ello, yo lo que quiero es que vayamos andando y dando las vueltas correctamente.
 
"Ahora las juntas se rigen más por el sentido común"
-¿Por qué se planteó ser manijero?
La verdad es que es un Cristo que siempre me ha llamado la atención por la devoción que atrae. No es un Cristo santero, no tiene demasiada importancia en la santería, pero es palpable lo que siente por él su barrio y todo el entorno de la iglesia Madre de Dios. Por ejemplo, el primer viernes de marzo es el besapié y se puede ver a muchísima gente acudiendo al templo. Igualmente, en la misa que se le ofrece al Cristo se puede observar la veneración por Nuestro Padre Jesús Cautivo de Medinaceli. Tiene algo especial. Del mismo modo, otro aspecto decisivo para ser manijero ha sido el apoyo de mi familia y de mis amigos que han estado conmigo desde primera hora.
 
¿Las exigencias económicas de las cofradías a los manijeros son desmesuradas?
Por parte de la Cofradía Franciscana de Pasión, te puedo asegurar que no, aunque hay años difíciles para vender papeletas, sobre todo cuando no has aviado a toda la cuadrilla. Ha habido una inteligente idea, desde hace dos años, que es suprimir la cena y reemplazarla por una perolada. Esta iniciativa es mucho más económica y gusta más a la gente. Este año no me está costando trabajo ninguno afrontar las peticiones de la cofradía, tengo unos santeros implicados y me echan una mano. Yo solo no podía hacerme cago de todo: papeletas, participaciones y perolada. Para ser una cofradía que sacaba cuatro pasos a la calle y ahora tres, no puedo quejarme.
 
-¿En qué situación se encuentra la santería?
El momento actual es bastante bueno, en mi opinión. Es evidente todo es susceptible de mejorar. Con el paso de los años, la santería ha ganado en seriedad y en formalidad. Cuando se observan fotos antiguas, llama la atención cómo iban vestidos los santeros y no había tanto respeto por las imágenes. He de decir también que, a raíz de la crisis, los manijeros han reaccionado y las exageraciones que en años anteriores hemos visto ya no se están realizando. A mis esquineros, cuando van a organizar una junta, siempre les digo que sean moderados porque la situación actual no está para derrochar. Ahora, las juntas se rigen más por el sentido común.
 
-¿Cómo debe ser una junta? ¿Existe actualmente demasiado protocolo?
Yo me considero tradicional, las juntas siempre me han gustado con respeto y que el cante sea escuchado. No me parece correcto que alguien esté cantando y no sea atendido. En una junta tiene que haber de todo, si se tienen que levantar los santeros para brindar, se levantan, si hay que compartir unas risas, igualmente. Tampoco hay que ser muy repetitivo con las normas porque algunos santeros se pueden agobiar. Yo siempre intento que se sigan unas pautas, inculco a los santeros lo que quiero transmitir. Seguidamente empezamos con el cante, el brindis, el perol y el café y luego el ambiente se distiende más, hacemos piña y nos relacionamos todos con todos porque anteriormente estamos sentados por esquinas y no hay contacto tan cercano.
 
-Indique, en su opinión, lo mejor y aquello mejorable de la santería.
Para mí la santería, más que un hobby es una pasión porque me gusta mucho, es algo que me viene de familia. La santería tiene algo especial, que no lo tiene lo demás, la amistad que se entabla en una cuadrilla. Haces amigos, sales con esos amigos en distintas cuadrillas y con otros que solo conocías de vista, y que terminan siendo amigos tuyos. También destacaría la labor de las cofradías que les dedican todo el año a sus Titulares. Asimismo, considero que la santería es algo consustancial a Lucena. Por último, me gustaría que algunos santeros se tomaran más en serio lo que es ser santero en Lucena. Un santero cuando se compromete con un manijero tiene que ser un hombre cabal y darlo todo. No puede ser que por culpa de unos cuantos se manche el nombre del santero.
 
¿La santería ha de renovarse o recuperar enseñanzas y costumbres del pasado?
La santería está bien como está. Antiguamente era demasiado por contras y se hacían algunas barbaridades como mandar a las Vírgenes con palio. La santería va por buen camino y la juventud viene con muchísimas ganas, devoción e ilusión. Hay algunas cosas que deberían cambiarse como ciertas personas que están en la santería por estar. Y, por último, estimo que el hecho de darle la mano al manijero antes se valoraba más y gozaba de mayor significado la palabra para salir en un paso, aunque siempre haya excepciones entendibles para cambiar una santería por otra.
MANUEL GONZÁLEZ
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