El riesgo de precipitaciones era menor que en los días precedentes, pero no inexistente y, finalmente, solo la Cofradía de la Santa Fe se salvó de ver bajo la lluvia a sus titulares.
Las restantes –Columna, Caído y Sangre– se vieron sorprendidas por un aguacero en pleno recorrido, las dos primeras en su tramo final, la tercera apenas completado un tercio del mismo, en la calle Las Torres.
La tarde empezó en la ermita de Dios Padre, desde donde partía la cofradía de la Santa Fe a las siete, tras aguardar en el templo treinta minutos. La hermandad reducía sustancialmente su recorrido –San Pedro, Juan Valera, Barahona de Soto, centro de la Plaza Nueva, El Peso y El Agua– consiguiendo esquivar la incidencia de la lluvia sobre sus titulares: la Alegoría de La Santa Fe, que tuvo como manijero a José Alberto Sánchez Herrera; el pesado trono del recién restaurado misterio de Ntro. Padre Jesús en el Sagrado Lavatorio, mandado por Francisco Ruiz Muñoz, y Ntro. Padre Jesús Preso, al mando de José Luis Martos Onieva.
En el llanete de Santiago no cabía un alfiler desde una hora antes de las 8 de la tarde para asistir, un año más, a la rápida salida del Señor de la Columna y el resto de pasos de las dos cofradías de la judería lucentina.
Ambas hermandades habían barajado distintos escenarios, pero finalmente optaban por salir en el horario anunciado, aunque recortando de forma drástica su recorrido. Así, tras el siempre emocionante paso por la calle Flores de Negrón, ambas cofradías se adentraban en la calle La Villa y el espacio central de la Plaza Nueva, subiendo la calle Las Torres para volver a Santiago por Juan Varela, Ballesteros y Ancha. La Banda de Cornetas y Tambores de Ntro. Padre Jesús Cautivo, de Rus abría el cortejo, junto a una larga hilera de hermanos de vela y un nutrido grupo de mantillas ante el paso de palio de la Virgen de la Esperanza. El paso procesional de Ntro. Padre Jesús Amarrado a la Columna tuvo como manijero a Miguel Chacón Bergillos, mientras que la Virgen de la Paz y Esperanza, fue mandada por Pedro Pablo Pérez Contreras.
Tras los pasos de la cofradía de La Columna, partía también la del Caído, siguiendo el mismo trazado. Manuel Franco Espinar fue el manijero de Ntro. Padre Jesús Caído, mientras que Fernando Parejo Arroyo mandaba el palio morado de María Stma. de la Salud. El Coro Séfora y el trío de cámara 'Alfa Brass', pusieron el original acompañamiento musical al cortejo procesional, en el que participaron también numerosas mantillas ante el paso de la Virgen. Todo transcurría según lo previsto hasta que la lluvia sorprendió a ambas cofradías en el tramo final de su recorrido, ya dentro de su barrio.
La cuarta de las cofradías de la noche del Jueves Santo era la de La Sangre, para la que esta estación de penitencia revestía un carácter especial, al enmarcarse dentro de los fastos de su centenario fundacional. La hermandad salió con 30 minutos de retraso sobre su horario previsto y reduciendo su trayecto a las calles Maristas, Alcaide, Las Torres, El Peso y Juan Jiménez Cuenca. Era una noche con una extensa nómina de saeteros y saeteras cantando a pie de trono a sus titulares y dos bandas de música, la de cornetas y tambores “El Rescate” de Torredonjimeno con la cruz de guía, y la Asociación Músico Cultural Ntra. Sra. de la Paz, de Marmolejo tras la Virgen del Mayor Dolor. El paso procesional del Stmo. Cristo de la Sangre tuvo este año como manijero a Pedro Cabrera Castellano, en tanto que el palio del Mayor Dolor, era mandado por Francisco Javier Jiménez Luque. Con los dos tronos en el tramo intermedio de la calle Las Torres, recorridos apenas 250 metros desde la salida, se dejaban ver las primeras gotas de agua y comenzaban a abrirse los paraguas, haciendo necesario bajar el paso del Señor de la Sangre, especialmente sensible por el material con el que está confeccionado, para cubrirlo completamente con una lámina de plástico.
En definitiva, un capítulo más de esta inusual Semana Santa, en la que la lluvia se ha convertido en protagonista principal, desluciendo las estaciones penitenciales en unos casos, o provocando su suspensión en otras.