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Llovía de forma débil a las ocho de la tarde, hora prevista para la salida procesional de la Cofradía Franciscana de la Pasión y siguió haciéndolo de forma intermitente durante casi una hora y media más. En el interior de la Iglesia Conventual de la Madre de Dios la lluvia se vivía con tensión. Desde los músicos hasta los hermanos de la cofradía, pasando por santeros y familiares, la preocupación se dibujaba en los rostros de los presentes a medida que iban pasando los minutos sin que la llovizna llegara a desaparecer en este inicio de Semana Santa totalmente otoñal que nos ha tocado en suerte.
Finalmente el cielo daba una tregua y la cofradía lograba ganar la calle con sus titulares para realizar su estación de penitencia y despedir a la imagen del Nazareno de la Pasión, el popular "Derribo", que tras más de 35 años de presencia en nuestra ciudad vivía su última Semana Santa antes de partir hasta Luque, la localidad desde la que llegó en un deplorable estado y a la que volverá en unas semanas.
Pese a la larga espera, el llanete de San Francisco aparecía repleto de público cuando se abrieron las puertas del Iglesia de la Madre de Dios para dar salida a los cuatro pasos de la Cofradía Franciscana de la Pasión, única que procesiona a sus titulares en la noche del Lunes Santo lucentino.
Con un ojo puesto en los pasos y otro en el cielo, fue la del Lunes Santo otra noche de santería y devoción cofrade teñida del marrón de los hábitos y la cera franciscana en una cofradía con mucho ambiente juvenil en sus filas de hermanos, más menguadas que en años anteriores, en las que también se hizo notar esta vez la ausencia de mantillas.
Abría el cortejo la imagen del Cristo de Medinaceli, mandado este año por Joaquín Ruiz, apoyado en las esquinas por Francisco Vargas en la de la Salud, Alberto Bartolesis en la mala y Paco Molero en la izquierda. Impactante la imagen de este Cristo maniatado en su espléndido trono del siglo XVIII, que perteneció hasta el año 2000 a la hermandad cordobesa del Amor, a la que llegó desde Cádiz. La imagen, reutilizada bajo esta advocación trinitaria, es obra del imaginero lucentino Pedro Muñoz de Toro, y fue realizada a primeros del siglo XIX, siendo posteriormente restaurada por el cordobés Luque Bonillo. Esplendido el conjunto de paso e imagen.
Tras Medinaceli salía sobre su trono de inspiración neogótica el Nazareno de la Pasión. Ayer la última manijería de esta imagen estuvo en manos de Francisco Carnerero, que contó con Víctor Ramírez en la esquina izquierda, Cristóbal Martos en la esquina de la Salud y Manolo Muñoz en la mala.
A continuación iniciaba su estación penitencial la primera de las dos dolorosas de la Cofradía Franciscana de la Pasión, las Angustias popularmente conocida como la Virgen de Piedra, siempre espectacular, obra del valenciano Blas Molner para la Semana Santa de Lucena, adquirida en 1799 por la Archicofradía de la Paz. La más castellana de las dolorosas lucentinas fue mandada ayer por David López "Tigre", al frente de una experimentada cuadrilla de santeros que tuvo en sus esquinas a Pedro lópez en la izquierda, Manuel Arroyo en la Salud y Curro Beato en la mala.
Cerraba el cortejo procesional la Virgen de la Pasión, imagen de escuela sevillana y autor anónimo, restaurada como casi todas las tallas vinculadas al convento de la Madre de Dios por Manuel Luque Bonillo. Pedro Pérez fue su manijero este Lunes Santo, acompañado en sus esquinas por Emilio Herrera, en la Salud, José Hurtado en la mala y Ángel Muñoz Ramírez en la izquierda.
La actual cofradía franciscana de la pasión nace en 1992 a raíz de la fusión de tres hermandades: la Cofradía del Stmo. Cristo de Medinaceli, la Cofradía de María Stma. de la Pasión y Ánimas y la Cofradía del Stmo. Cristo de la Pasión y de un paso procesional, el de Ntra. Sra. de las Angustias.
A destacar en el recorrido que ayer se vió recortado en su tramo final por el retraso tanto la salida, como el paso por la calle Las Torres, tras la doble vuelta de "La Llave" o por la Plaza Nueva. Esta es ya una de las pocas cofradías que siguen utilizando el paso por la calle central de la plaza.
Les ofrecemos a continuación una selección de fotografías de la tensa espera en el templo y de la posterior estación penitencial.
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