GALERÍA: María de la O Redondo realza la figura femenina en la Pasión de Cristo ante Nuestro Padre Jesús Nazareno

Su alocución partía de la madrugada del Viernes Santo, lapso de "paz interrumpida apenas por el sonido del torralbo, sueño que acaba a golpe seco de tambor porque ha llegado la hora"

02 de Abril de 2017
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Un pregón incondicionalmente personal, continuadamente intimista, impregnado de sus vivencias familiares –desde sus abuelos a sus hijos- y agitado entre su devoción irrenunciable a Nuestro Padre y la acentuación de la presencia femenina en la Pasión de Cristo y en el modo de sentir la Semana Santa en Lucena. María de la O Redondo exaltó a Jesús Nazareno dos semanas antes de que su hermano Miguel Ángel guíe a la cuadrilla que rompe el Viernes Santo, un manijero elegido por otro de sus seis hermanos, Francisco, cuadrillero en la junta de gobierno de la Venerable Archicofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno.

Los principios y las pretensiones de María de la O Redondo se desvelaron desde el inicio de su alabanza a Nuestro Padre Jesús. En el templo de San Pedro Mártir, defendió "las creencias, enseñanzas, valores, cultura y tradiciones" ramificados desde el cristianismo y solicitaba "fuerzas" al Nazareno para "amar también al que con desprecio no te llama Jesús sino muñeco".

Al arrancar su intervención, clamó porque "la presencia de Cristo nos dé esperanza y disipe la hipocresía" y le pedía que abra "nuestros ojos enturbiados de bienestar que no nos dejan ver la miseria de  la actualidad".

Seis meses después de recibir una invitación que fue imposible rechazar, María Teresa Serrano Molinero pronunciaba una presentación "fruto de la amistad, el respeto, la admiración y el cariño fraguado desde hace tantos años". Resaltaba "la posición estratégica" de María de la O Redondo Calvillo, "justo en el centro" de su familia y "suficientemente fuerte para dejarse oír y defender y reivindicar su posición de mujer" como consecuencia "de su fortaleza innata, tesón y amor fraternal".

Licenciada en Ciencias Políticas, combina su actividad empresarial y "su gran pasión –así la definió María Teresa Serrano- el servicio político en el Ayuntamiento de Lucena y en el Parlamento de Andalucía, como representante del Partido Popular. María de la O Redondo dedicaba su texto a sus hijos Juanma y Pedro y se disponía a transmitir palabras desde "mi mente y mi alma".

Su alocución partía de la madrugada del Viernes Santo, lapso de "paz interrumpida apenas por el sonido del torralbo, sueño que acaba a golpe seco de tambor porque ha llegado la hora". Aludiendo al Llanete de La Capillita, manifestaba que "se hace imprescindible contemplar, cómo en un espacio tan pequeño, se dan cita tanto amor a Cristo y a su Madre y recordar qué ocurre de verdad el Viernes Santo y por qué le condenan.

La predicación de Jesús de Nazaret es el origen "de su propia sentencia" porque "los poderes existentes en aquella época, tanto religiosos como políticos, ven en Él una amenaza". Las enseñanzas de Jesús elimina "las máscaras de aquella sociedad, a los sacerdotes los llama hipócritas porque vivían rodeados de lujo a costa del empobrecimiento del campesinado, y alimentaban las desigualdades entre hombres y mujeres de aquella época". María de la O Redondo denunció que "de forma miserable manipularon sus declaraciones en su contra hasta en cuatro juicios" para condenarlo.

En el transcurso de su pregón, intercaló fragmentos de la película La Pasión de Cristo para enfatizar la fidelidad de María de Nazaret a su Hijo y de otras mujeres como la Santa Mujer Verónica o María Magdalena –primera testigo de la Resurreción. "Las mujeres solemos escenificar nuestros sentimientos más y más abiertamente, sin complejos, no te relegamos, Señor, a ningún ámbito particular", sostuvo.

Finalmente, proclamó que "así soy yo santera, si no existe que inventen la palabra, aunque haya quien no quiera, que soy mujer a mucha honra como la Mujer que lo pariera", en un alegato último para elogiar y ensalzar la relevancia y el protagonismo de la mujer en las distintas misiones y facetas del ámbito cofradiero y semanasantero. "Acaso no soy santero, si no llevo blanco pañuelo, no dejas Tú por ello de quitarme el sueño, no moldeas como alfarero mi alma con sentimiento e igual me das tu mandamiento", relataba antes de rematar su exposición oral confesando que "ay de mí lo que yo quiero, lo que yo quiero es mecerte, y para mecerte santera, acariciar tu cruz en cada primavera".

Les dejamos algunas fotos de este pregón, realizadas por Jesús Ruiz "Gitanito".

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