Francisco López Salamanca revela el Viernes Santo del Cielo

06 de Abril de 2014
Francisco López Salamanca revela el Viernes Santo del Cielo

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Debe haber un Viernes Santo del Cielo. Francisco López Salamanca, cronista oficial de Lucena y hermano de la Venerable Archicofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno, ofreció un pregón terrenal y glorioso. Desde el presbiterio de San Pedro Mártir diseccionó la figura del Señor y cumplió con maestría el encargo de Eduardo Cortés, quien lo designó tutor de la palabra en el año 2014 antes de fallecer. Maestro, historiador y poeta. Profundo creyente y orgulloso seguidor de Jesús Nazareno.

"Un Viernes Santo del Cielo, para los que se durmieron al amparo del Señor, vistieron el alma como una túnica morada de amor fraterno, a la virtud con un cordón se ciñeron y proclamaron la fe en su dulce Nazareno". Francisco López Salamanca recreó la Pasión de Jesús Nazareno en las alturas y situó allí a Eduardo Cortés, "después de Jesús motivo por el que ocupo el atril pregonero y a él dedico mis palabras".

Al principal orador lo introdujo el periodista local Antonio Rafael García Oliveros. En una depurada y artística presentación, destacó "los sobrados merecimientos" de su sucesor en la palabra. "Un acierto indiscutible para ser portavoz de todo lo que encierra y significa el Viernes Santo". Del mismo modo, manifestó que Francisco López Salamanca "anda por la vida con el corazón abierto" y con un "amor a la Lucena en la que nació en la que ha vivido y vivirá para siempre". Finalmente, vaticinó que la obra de un "un investigador de la historia de Lucena y de la devoción aracelitana" pasará a sus hijos y a sus nietos.

El anunciador del Viernes Santo recordó las palabras de Eduardo Cortés Jiménez cuando recibió "el merecido título de cofrade de honor". "San Pedro Mártir se terminará conmigo o sin mí".

Francisco López Salamanca entrelazó el recorrido de Nuestro Padre Jesús Nazareno cada Viernes Santo con enseñanzas, deseos, ruegos y oraciones. "Generaciones de lucentinos presentan sus súplicas, pesares, soledades, temores y desesperanzas para recoger el fruto dulce de tu consuelo".

Con la mirada clavada en la imponente estampa de Jesús Nazareno delante del dosel de San Pedro Mártir, el cronista oficial de la ciudad le dijo al Señor: "contemplas la vida de los hombres como el que divisa desde lo alto el discurrir de un río.

En un apartado de su alocución, rezo un íntimo Padrenuestro. "Cargado con las cruces de los pecados nuestros aguardas en silencio de las almas perdidas el ansiado regreso". Continuamente incluyó sentencias cargadas de contenido. "Haz que perdonemos como tú perdonaste a los que te ofendieron".

A Francisco López Salamanca la talla de Jesús Nazareno le provoca el surgimiento de virtudes como "hermandad, caridad, vida, paz y justicia". Censuró "el silencio culpable" de los que creen en Jesús, le agradeció al Señor que predicara el amor al enemigo y le suplicó que "ablande" la dureza de los corazones.
La tarde del Jueves Santo comenzó la Pasión de Jesús de Nazaret narrada por Francisco López Salamanca. "En la madrugada todos los caminos y los pensamientos convergen en el Llanete de la Capilla". Y, al mismo tiempo, en el Cielo, alumbran al Señor "los hermanos de los pobres, los pequeños, los tristes, los olvidados, los enfermos, los hambrientos y los que por Él, por su amor, lo dieron todo contentos y cargaron con la Cruz y su doctrina siguieron".

En el tramo final, se dirigió a los santeros. "En torno a ti, amigo Miguel, alrededor de la piña de hombres que constituyen tu cuadrilla, se hallará todo un pueblo devoto". Para Francisco Lopez Salamanca, Jesús Nazareno es el liberador de las cadenas de la humanidad. No olvidó a María. "En el encuentro con su hijo, en el segundo plano del Viernes Santo de Jerusalén, en Lucena y en la Capilla, mecida por los hombros de sus santeros, participando también en el rescate de los hombres para la vida".

Durante el itinerario del Viernes Santo, se detuvo y elogió los lugares más emblemáticos y citó a "los corazones que no siguen a Jesús, infectados por el desamor". A ellos, "Él ofrece su perdón". Una frase resume el espíritu del pregón que Francisco López Salamanca escribió con tinta morada. "Por ti me llamo cristiano".
MANUEL GONZÁLEZ

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