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Un templo de Santiago en penumbra, ténuemente iluminado por las velas, acogiá durante la tarde de ayer el solemne Besamanos a Ntro. Padre Jesús Caído.
La espléndida talla de Jesús en su tercera caída, ocupó el lugar central en el presbiterio del templo de la antigua judería lucentina, sobre peana de metal plateado, flanqueado por dos ángeles portando incensarios y otros dos con escandartes con los símbolos. Escueto el adorno floral de clavel rojo sobre piezas de orfebrería de la hermandad pasionista de Santiago.
Al fondo, ocupando el frontal del altar mayor, ocupado por el dosel con la hermosa dolorosa de la Salud, iluminada suavemente por 16 piezas de candelería, rematando un soberbio trabajo de presentación de este Besamanos, cargado de sutilezas de luz y enmarcado por el permanente y denso aroma del incienso rodeando las Sagradas Imágenes titulares de esta cofradía lucentina, que ayer recibieron a un buen número de fieles, en un acto que servía posteriormente de marco a la interpretación del Miserere Mei Deus, por el Coro de Cámara Eli Hoshanna, en un acto músical y piadoso que se ha convertido ya en habitual de la Cuaresma Lucentina y que vino precedido de la llamada de hermanos por la Hermandad de Tambores de Lucena, tras la Eucaristía.
Con estas actividades se cerraban los actos cuaresmales de la hermandad, que han incluido un solemne tríduo en el que ha predicado la palabra de dios el Rvdo. Padre Francisco de Asís Roldán Alba, párroco de Santiago.
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