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La luz de la mañana se abre con su figura. Antes estaba nublado pero, al abrirse las puertas de tu Capilla en la mañana de este cuarto Domingo de Cuaresma, la Luz busca el Encuentro de Tu Bondad, aunque sea de una manera entrecortada, como no queriendo ser protagonista.
La luz te busca para besar tu túnica cardenal, pero ante las seis llamas de los blandones de cera que presagian tu tormento, la luz del día quiere besar en la mañana tu cara porque no eres tenue luz sino Luz del Mundo, Luz en la Tiniebla.
Como dos centinelas de aromas, los claveles morados y rojos, los alhelíes, las flores de seda, los statis morados, flanquean tu figura porque eres Aroma de Salvación. A tus piés, anunciándote también, hay claveles rojos y morados que recuerdan que tu Luz de Bondad se tornará en Pasión Dolorosa. Así lo recuerda tu paso procesional para llevarte a toda Lucena en la tarde del Domingo de Ramos, recordando que tú tomas tu cruz para redimir a la humanidad.
Toda la Bondad se derrama hoy en tu iglesia de la calle Ancha, donde tu mirada de humildad se clava hasta en los corazones más duros. Siempre buscando el cuarto Domingo de Cuaresma de una manera especial... el encuentro con tu bondad...